Con la denominación oficial de Trofeo Padre Millán, el torneo se disputó en Madrid y Barcelona, en cuyo emblemático Palacio de los Deportes de Montjuïc se celebró la segunda y decisiva fase, todo el torneo durante el mes de abril.

Participaron las selecciones de Cataluña, Aragón, Castilla y Vizcaya, todas ellas jugaron un total de 6 partidos –los tres primeros en Madrid y los tres últimos en Barcelona- con un sistema de competición de grupo único y dos rondas de todos contra todos.

El título fue para los catalanes, que finalizaron con el mismo balance que los castellanos (5 victorias y 1 derrota) pero con el ‘average’ a favor en el cómputo de los dos partidos en que se enfrentaron: 49-47 para Castilla en Madrid y 66-58 para Cataluña en Barcelona. Este partido, que fue el último del programa, fue de hecho la gran final.

Según las crónicas, la iniciativa fue un éxito en lo deportivo pero no tanto en lo social ni en lo económico, con no mucho públicos en las gradas. Entre los jugadores en cancha, nombres de máximo nivel como Emiliano, Buscató, Brunet, Lluís Cortés, Tamanes, codina, Alocén, Pérez Lorente, Descartín, Burillo… Los vizcaínos presentaron dos equipos totalmente diferentes en la primera y la segunda fase, con un total de 20 jugadores en liza.

Tras Cataluña y Castilla, completaron la clasificación final Aragón (2 victorias y 4 derrotas) y Vizcaya (6 derrotas en sus 6 partidos).

La FEB organizó en torneo como referencia para una pre-selección de jugadores de cara al Eurobasket de Belgrado, en el que apenas dos semanas después España acabó en 13ª posición, y según se pudo leer en las páginas de la revista REBOTE, “por este motivo dio amplia oportunidad a todos los presuntos internacionales de lucir sus cualidades ante el Comité Seleccionador, que tanto en Madrid como en Barcelona siguió con interés las evoluciones de los elementos interesantes”.