El seleccionador para la ocasión fue Jacinto Ardevínez, que contó con un equipo formado por Jordi Bonareu, Josep Brunet, Joan Canals, Antonio Díaz Miguel, Joaquín Hernández, Arturo Imedio, Eduardo Kucharski, Andreu Oller, Luis Trujilano, Francisco Capel, Jaume Bassó, Rafael González Adrio, Manuel Pardo y José Luis Martínez. Un total de 14 jugadores, de los que en cada partido debían quedar descartados dos.

En el transcurso del torneo, que se jugó en el mes de julio, España derrotó a Líbano (76-64), en dos ocasiones a Grecia (59-53 y 58-57), a Italia (101-89) y en la final a Egipto (61-55). Sólo perdió contra Francia (61-64), en partido de la primera fase. En el enfrentamiento ante Italia, y gracias a una última canasta conseguida por Bonareu, la Selección logró por primera vez en su historia superar los 100 puntos en un partido. Y Bonareu, con 42 puntos, batió el récord de anotación individual de la historia de la SEAM.

Cabe señalar que en aquellos años, aunque el Eurobasket ya se estaba consolidando como la gran competición continental, los Juegos Mediterráneos merecían un reconocimiento muy similar, en especial en su torneo de baloncesto, en el que sólo faltaban las grandes potencias del Este, con excepción de Yugoslavia.

Aquella medalla de oro, la primera de la historia del baloncesto español, fue pues valiosísima. El oro de la SEAM fue todo un acontecimiento, como los Juegos en general, cuya ceremonia de clausura presidió el ministro secretario general del Movimiento, Raimundo Fernández Cuesta, y contó además con la presencia del vicepresidente del COI, el francés Armand Massard.