El capitán del Real Madrid y reciente campeón de Europa con la selección española amortiza cada segundo en pista con un inicio liguero sobresaliente. Juega menos pero anota y rebotea más que en las últimas dos temporadas.
ROBERTO TAMAYO / AREA DE COMUNICACIÓN
En los mentideros del entorno de la Liga Endesa se mascullaba que iba a ser un curso en el que Felipe Reyes partía como claro secundario en la rotación de Pablo Laso. El club blanco apostó por retener a Mirza Begic, dando salida a D´or Fischer, y la renovación de Novica Velickovic para regresar a la posición de ala-pívot, su hábitat natural. Ante Tomic y Nikola Mirotic se postulaban como los patriarcas de la pintura merengue. Pero el eterno tesón que aglutina el reciente campeón de Europa ha revertido esa hipotética situación hasta reencarnarse en un microondas (en la línea del record que aun posee desde marzo de 2008: 26 puntos y 32 de valoración en 14:30 minutos). El pívot español está firmando un arranque liguero superlativo con promedios de 9,25 puntos y 7,75 rebotes en 15,5 minutos. Es el séptimo mejor reboteador de la competición con el asterisco de que sus predecesores juegan, al menos, 26 minutos por choque.
Ya en el reestreno del Madrid en el Palacio de los Deportes, Felipe coleccionó 9 capturas en 14 minutos, además de anotar 5 puntos. Fue el último interior en pisar el parqué. Apenas cuatro días más tarde, los merengues retornaban al escenario en el que sucumbieron amargamente hace un año. Miribilla rugía con los mismos decibelios y el cuadro capitalino se vio zarandeado por un desalentador 14-0. Y cuando los fantasmas del pasado amenazaban con desfondar al Madrid en el primer acto, apareció la casta del capitán blanco, miliciano indomable, para frenar el escape. Su sempiterna intuición para el rebote desahogó a un Madrid desubicado en ataque y cándido en defensa. Aquel encuentro supuso la primera derrota de la campaña pero el vigor de Reyes (18 puntos, 7 rebotes y 7 faltas recibidas en 20 minutos), unido al acierto de Rudy, otorgó a su equipo la posibilidad de consumar la venganza hasta los últimos segundos. El cuadro merengue completó la semana con una contundente victoria en Pucela, exhibición de Rudy mediante. Felipe jugó 5:09 y capturó 3 rebotes además de lograr 2 puntos. En la Euroliga su puesta en escena también fue brillante con 19 puntos (7 de 9 en tiros de campo), 9 rebotes y 25 de valoración en 21 minutos.
Más allá de no haber sido titular en ningún partido, hecho de importancia menor ya que lo relevante es jugar los minutos calientes, Pablo Laso ha recuperado la mejor versión del máximo reboteador en la historia de la casa blanca. Tras dos temporadas en las que había disputado más minutos de 4 que de 5, el nuevo preparador merengue le ha devuelto a la posición de pívot haciéndole coincidir en pista con Velickovic o Mirotic. Felipe vuelve a mostrarse tenaz en el rebote ofensivo después de un par de campañas menos incisivas en un apartado en el que este curso solo le supera James Augustine (promedia 33 minutos). Y esta virtud ofrece hasta cuatro segundas opciones por partido a su equipo.
Destacar la evolución que ha experimentado el lanzamiento exterior de Felipe no constituye ningún descubrimiento, pero el jugador cordobés ha dado una nueva vuelta de tuerca a su rango de tiro para convertir su muñeca en la más fiable, junto a la de Nikola Mirotic, del juego interior madrileño. Más del 60% de sus canastas se producen fuera de la pintura. La vocación penetradora de los exteriores blancos acapara las ayudas de los pívots rivales y permite tiros abiertos para los hombres altos del Madrid. Esta temporada aún no se ha atrevido desde el 6,75 pero se muestra determinante desde la media distancia.
Tras un verano bañado por sonrisas y lágrimas el pívot del Real Madrid ha alzado la voz para mostrarse esencial en el equilibrio del conjunto blanco.