Miguel Panadés Esta semana seguro que en alguno de los autocares Adecco Plata y Oro que cruzarán la península saldrá a relucir el tema de las quejas de algunos de los entrenadores de élite. Lo cierto es que por una simple cuestión de pudor sería aconsejable que las estrellas mediáticas de nuestro deporte no hicieran públicos los lamentos sobre las condiciones para desarrollar su trabajo. Porque los grandes están en la punta del iceberg y son excepciones mientras gran parte del resto de humanos viven su realidad profesional, tan importante y trascendente para sus respectivos intereses personales y profesionales en unas condiciones mucho menos privilegiadas teniendo por cierto tanta o más presión por ganar y por mantener el puesto de trabajo que cualquiera de los multimillonarios protagonistas que vemos día sí, día también e la televisión. Porque viajar desde Tarragona a Illescas y con la presión metida en la espalda y con la ansiedad de sumar o sumar de una vez la victoria que devuelva la tranquilidad merecida es un viajecito de ida y vuelta bien agradable para hacerlo entre semana. Una vez finalizado el partido la expedición del ADT volverá a meterse en el autocar para vivir un viaje de vuelta que sólo lo hará más soportable haber ganado. Porque desde Tíjola no se yo las combinaciones de viaje que harán el equipo de Antonio Herrera pero seguro que entre martes, miércoles y jueves habrán muchas horas de viaje y muy pocas de pista. Más o menos lo mismo de Guadalajara a Santurzi, de Plasencia a Avila, de Andorra a Logroño… Habrá, los menos, que viajen en avión y habrá, como les pasa a Mallorca que haga mil combinaciones de viajes. Por cierto, no he oído lamentarse a Antonio Herrera que cada dos semanas tiene que emprender con su equipo viajes interminables. Eso en la Adecco Plata porque en la Adecco Oro, lo mismo o casi… Largos viajes de autocar, esperas en los aeropuertos, vueltas tras los partidos y a preparar el siguiente reto sin que las quejas lleguen más allá del familiar más cercano – eso quien lo tenga viviendo con él y no lo haya dejado a cientos de quilómetros - y aceptando que si el presupuesto del club obliga a viajar el mismo día pues se viaja el mismo día sin rechistar. Eso sí, a ganar, porque de lo contrario la prensa local ejercerá la presión habitual, el directivo empezará a dar menos conversación y el estado de ánimo general sufrirá un considerable bajón de alegría y optimismo. Idénticamente igual que les sucede a los supercrakcs mediáticos pero con unos cuantos ceros de menos en sus contratos. Que poco se quejan los entrenadores hoy en élite que han pasado antes por categorías LEB. Que pocas veces oiremos a Pascual escudarse en días de descanso para justificar una derrota. Él ya vivió algo así como entrenador de Aracena como para que ahora le vengan con milongas sobre la ¿resistencia aláctica?... Por cierto todos los que jugarán el miércoles lo volverán a hacer el domingo. ¿Suficiente tiempo de recuperación?