Jaume Comas, 25 años no son nada...
El que fuera base internacional con la Selección Española en los JJ.OO de Atenas 2004 cumple este curso sus Bodas de Plata como jugador después de 25 años federado en los que ha militado en un total de 11 equipos pasando por la totalidad de categorías nacionales.
PABLO ROMERO/DPTO COMUNICACIÓN FEB
¿Se imaginan cumplir unas bodas de plata como jugador sobre una cancha de baloncesto? Esta atípica situación se da hoy en día personalizada en la figura del que fuera base internacional Jaume Comas.
"25 años no son nada" debió de ser el primer pensamiento que recorrió su mente cuando le notificábamos antes de su último encuentro una efeméride que el propio Jaume desconocía y que le llevó a reflexionar.
Dos décadas y media sobre el parqué de los que el jugador hace el siguiente balance: "25 años dan para mucho. Empiezas a jugar al baloncesto porque te gusta y porque te permite estar con tus amigos hasta que poco a poco vas subiendo de nivel y con 18 años llegas a un equipo senior.
Yo siempre presumo de haber tenido la suerte de jugar en todas las categorías, desde autonómica a ACB pasando por nacional, EBA y las tres Ligas LEB". Pero... ¿cómo son los inicios de un jugador profesional? Tan humildes y similares como los de cualquier otro niño que participa en su primera clase de baloncesto: "Aún recuerdo el contacto con el entrenador o los botes con el balón de mi primer entrenamiento; fue un día saliendo del colegio con mis amigos para formar parte del equipo de baloncesto de
Premià de Mar al que nos habíamos apuntado".
Y es que, el que parecía un día más en la vida de un niño de la provincia de Barcelona, terminó por convertirse en el día clave de una productiva carrera que Jaume relata del siguiente modo: "Han sido unos años muy intensos en los que he disfrutado mucho; quizás,
la categoría más importante de mi carrera y que recuerdo con más cariño ha sido la LEB ya que es la que me permitió formarme y crecer como jugador. Tuve la suerte de competir en ella con Pineda de Mar cuando la Federación Española instauró la Liga en 1996 pasando después por Melilla, Badajoz y finalmente Lleida. Allí viví mis años más exitosos que me permitieron dar el salto a la ACB con Cantabria primero y mediante el ascenso directo sobre la pista después".
"El debut en la ACB fue uno de los momentos más importantes de mi carrera aunque tengo que reconocer que las cosas con el Cantabria Lobos no me salieron tan bien como a mí me hubiese gustado. Lo positivo de esa experiencia es que me ayudó a crecer y a conocer la Liga para afrontarla con más tranquilidad en mi regreso con Lleida. Fueron unos años muy bonitos donde llegamos a jugar incluso en competición europea y donde se me abrió la puerta de la Selección. Pero lo más curioso es que cuando un jugador presume de haber pasado por la Selección es porque ha tenido la suerte de hacerlo desde categorías inferiores viviéndolo desde joven, en mi caso fue diferente.
Crecí tarde como jugador y la oportunidad me llega a los 30 años después de tres temporadas en ACB. El poder participar en los Juegos Olímpicos fue todo un premio más aún si tenemos en cuenta lo difícil que resulta llegar a la Selección desde un equipo humilde".
"Una vez que todo eso se acaba, la clave está en el cambio de chip; tienes que saber asumir que se agota una etapa pero que eso no es más que el inicio de otra que podríamos catalogar como más familiar después de una década lejos de casa. El jugar en tu tierra te permite dedicarte a la familia y, en mi caso, te ayuda a poder completar los estudios; las Ligas Adecco me dieron esa oportunidad para seguir disfrutando tanto de mi vida como del baloncesto y por eso decidí aprovecharla".
"Quizás lo más complicado es el paso que das entre ser uno de los más jóvenes de tu equipo a pasar a ser el veterano. Esto es un cambio bastante fuerte; no siendo aún de los más veteranos pasé a convertirme en el capitán del Lleida y eso te ayuda a ir cogiendo el cambio de roll, aún así, el cambio brusco llegó en la Adecco Bronce cuando me di cuenta que era el veterano y que estaba compartiendo equipo con los jugadores más jóvenes. Ahora en Prat intento ayudarlos y tratar de aconsejar en todo lo posible, yo siempre les digo que con 20 años no se puede dirigir con nivel un equipo, tienes que tener paciencia e ir fijándote en otros bases para ganar tablas y poder asumir responsabilidades con 25 o 26".
"Nunca me he marcado una edad para la retirada, cuando acabe la temporada haré balance, miraré como me encuentro físicamente y como ha sido la temporada y en función de eso decidiré si sigo jugando".
TIRO ADICIONAL Nº 4
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