ESPAÑA-GRECIA 73-71
Fecha: 15/09/2015
Sede: Lille (Francia)
Anotadores: Pau Gasol (27), Nikola Mirotic (18), Sergio Rodríguez (10)
Reboteadores: Pau Gasol (9), Víctor Claver (8)
LA PREVIA: Grecia llegaba a cuartos con seis victorias en seis partidos, y con una rotación en la que ningún jugador superaba los 25 minutos de juego. En la plantilla cuatro NBA’s (Antetokoumpo, Koufos, Calathes y Papanikoloau) y Spanoulis, Printezis y Bourousis como los ‘jefes’ de la manada. España, sin embargo, llegaba con tres jugadores tocados (Rudy, Gasol y Ribas). En el Pabellón 26.000 franceses que esperaban rival para semis y que animaron a Grecia durante todo el encuentro.
EL PARTIDO: Si Sergio Scariolo tenía un plan de partido en su cabeza se asemeja bastante al que ocurrió en realidad. Los primeros 30 minutos fueron un duelo táctico entre dos colosos con muchas armas en ataque. Igualdad total con Pau-Mirotic-Chacho rindiendo a gran nivel. En el último cuarto (con Rudy-Claver-Felipe) España apretó en defensa y dejó en 4 puntos en 6 minutos a Grecia para coger esa pequeña ventaja que parecía definitiva (68-61 a falta de dos minutos). Grecia se lanzó a la desesperada, entraron triples muy difíciles y algunos errores españoles apretaron el marcador. Pau anotaba uno de los dos últimos tiros libres y Antetokoumpo intentó un triple de medio campo que no tocó aro. España estaba en semifinales.
LA CLAVE: España había demostrado ser un vendaval en ataque, con una pareja de pívots muy anotadores y el ‘combo’ de los Sergios haciendo daño desde el exterior. Pero ante Grecia se necesitaba un punto más en la defensa, y esa intensidad la pusieron con un quinteto en el que se encontraban Rudy Fernández, Víctor Claver y Felipe Reyes, que apagó las ideas ofensivas helenas.
EL MVP: Pau Gasol. El pívot de Sant Boi estaba ya en una dinámica prodigiosa, anotando desde cualquier lugar de la cancha. Después del recital triplista ante Polonia, Pau jugó situaciones de pizarra perfectas con Sergio Rodríguez. Además, Nikola Mirotic era capaz de hacer daño tanto dentro como fuera, convirtiendo el tridente español en una pesadilla para Grecia.