España hizo lo que tenía que hacer, ni más ni menos. Tras el gran esfuerzo del día anterior en el que el cara o cruz les hizo hincar la rodilla ante el anfitrión Montenegro, el inicio del partido ante Suecia era clave. Empezar fuertes, con las ideas claras, sin ningún tipo de confianza ante un contrario que había perdido sus dos primeros partidos... todo para seguir creciendo en el campeonato. Algo que, al final, se demostró que lograron tras un serio partido que tuvieron más que dominado desde sus inicios y que terminó con victoria, con el segundo puesto asegurado (al final fueron líderes tras la derrota de Montenegro) y esperando rival de cuartos (113-64).

Ese rival, para el martes de ronda de octavos de final, ha salido del enfrentamiento entre Italia y Rusia una vez que Francia se aseguró el primer puesto. El perdedor de ese encuentro, Rusia, es el rival de los de Soria en cuartos.

Para entonces, España ya se había deshecho de una combativa Suecia. Si al descanso habían logrado anotar los españoles 60 puntos, fue gracias a la intensidad impuesta al partido por los de Soria... y luego a meterla, claro. Pradilla seguía siendo el más entonado de cara al aro pero los tres triples de Hernández -para un total de 7 al descanso del equipo- marcaban el camino.

Las diferencias no pararon de aumentar, los 32 puntos del segundo cuarto pasaron al +40 para España (82-41) cuando quedaba tiempo aún del tercer tiempo y después alcanzarían en el último periodo los 100 puntos de anotación, numero en sí sin valor extra alguno pero que demostró que España no bajó la intensidad hasta el pitido final, algo que les tiene que marcar el camino para los cuartos.