La mesa redonda no solo atrajo a jóvenes árbitras. Entre los asistentes también estuvieron Santos Moraga, vicepresidente de la FBM, y los árbitros ACB Rafael Serrano y Martín Caballero, entre otros. El presidente del Comité, Rafael Fernández, dejó claro el objetivo de esta y otras iniciativas: "Cambiar la tendencia de la mujer en el mundo del arbitraje".

Miguel Ángel Palenzuela, exárbitro y técnico FEB, recordó que "cuando empecé, en 1984, que hubiera mujeres en el mundo arbitral era casi impensable. Ese año, en León, solo había una entre 77". Como técnico FEB, Palenzuela destacó las diferencias entre hombres y mujeres, "porque somos diferentes... Por ejemplo, las mujeres procesan la información de una forma más rápida y metódica. Solucionan mejor los conflictos, son más metódicas, estrictas y cumplidoras".

Desde el principio, las intervenciones de los ponentes estuvieron salpicadas por comentarios de sus compañeros de mesa y de los asistentes, con anécdotas y experiencias. "Cada vez pasa menos, pero todavía ocurre que un jugador pone cara de: Vaya, me ha tocado una chica...", dijo una joven árbitra. Según señaló Palenzuela, "al final se trata de romper estereotipos, como sucedió con los médicos. No solo hay médicos y enfermeras, igual que no solo hay árbitros y anotadoras. Afortunadamente, esta tendencia está cambiando".

Su compañero en la FEB Ángel de Lucas (además de técnico, árbitro en activo) puso el foco en los requisitos de un buen árbitro: "Conocimiento del juego, empatía, sentido común... Aspectos en los que sois iguales o incluso mejores que los hombres. La forma física también importa, por supuesto, pero no es lo más importante porque no necesitamos ser súper atletas, solo mantener un buen nivel". Sobre la marcha surgieron otros temas, como el papel formativo de árbitros y entrenadores o la exigencia. "Desde el primer día en que nos colgamos el silbato, a los árbitros nos exigen que sepamos todo, que acertemos al cien por cien", dijo De Lucas. Una presión que suele ser mayor en la mujeres, lo que puede provocar que abandonen antes de tiempo.

Las mujeres son minoría, pero las cifras aumentan poco a poco. Sara Peláez, vinculada la pasada temporada al Grupo I FEB, desglosó los datos. En el baloncesto madrileño, con un 33 por ciento de jugadoras sobre el total, el porcentaje de árbitras es del 14,1 (un total de 107 licencias) tras subir casi cuatro puntos en los últimos cuatro años. También han crecido en el baloncesto nacional: de un 3,3 por ciento en el Grupo II en 2012 hasta un 6,8 en la actualidad. Cifras muy bajas, pero con una ventana para el optimismo, porque, según dijo Peláez, "aquí sí tenemos igualdad de oportunidades: cobramos lo mismo, pitamos partidos femeninos y masculinos..." Entonces, ¿donde está el freno? "En la educación desde la base, en que apenas hay referentes femeninos, en el tratamiento de los medios..."

Uno de esos (escasos) referentes es Pilar Landeira, la primera mujer en llegar a la ACB. Lo hizo en 1992, aunque comenzó a dirigir partidos en 1974, cuando era una mujer en un mundo de hombres. "Porque el deporte se ideó por y para hombres -apuntó en su introducción- Y la mejor prueba está en los Juegos Olímpicos. El baloncesto masculino llegó a los Juegos en 1936 y el femenino, aun siendo el mismo deporte, no lo hizo hasta cuarenta años después". Landeira abogó por romper estereotipos, abrir la puerta a las mujeres y destacó programas en esa dirección como el Universo Mujer.

Si Landeira fue la primera, Anna Cardús es la única mujer que dirige actualmente partidos de la Liga Endesa. La barcelonesa, que alcanzó la máxima categoría en 2002, repasó la evolución en los últimos años, desde los recurrenentes problemas con los vestuarios hasta el gran paso que supuso designar dos mujeres para un partido. Cardús ha llegado hasta ACB, "y eso es lo máximo, pero estar en la categoría que estés siempre debe suponer una satisfacción personal". También acudió desde Barcelona Eva Areste, enrolada en el Grupo I FEB y una de las mayores promesas del baloncesto femenino nacional. Areste ha seguido uno de los caminos más habituales, de jugadora de árbitra, y, entre las mayores dificultades, destacó la necesidad de mantener la forma física sin la rutina de los entrenamientos de un equipo. También habló de los malos momentos y de la conciliación entre la vida laboral y la deportiva: "Yo soy una afortunada porque mi trabajo me permite arbitrar partidos de LEB".

Cerró la conferencia Asun Langa, árbitra madrileña del Grupo II, que repasó su carrera, como espejo de otras, y cómo fue convirtiendo el arbitraje en una prioridad. Al mismo tiempo, Langa consiguó liberarse de la presión: "Cambié el chip hasta conseguir ser ser yo misma y disfrutar de cada partido". La mesa redonda se alargó más allá del horario previsto, con una charla distendida entre invitados y asistentes para intercambiar experiencias e inquietudes.