Otra etapa en la formación de unos jugadores con muchísimo talento, que han realizado un muy buen campeonato pero que se han visto superado en los dos últimos partidos por equipos de gran poderío físico. La derrota ante Grecia ha sido difícil de digerir, sobre todo cuando había que hacerlo ante una Francia que se basa en el tremendo físico de sus jugadores. Era el momento de sacar el talento (que lo han conseguido en momentos como ese gran tercer cuarto) pero tras siete partidos en diez días, el físico de Francia fue determinante.

El inicio del partido fue similar al de semifinales, con una Francia que se ponía 0-6 muy rápidamente. Hubo reacción española pero la defensa de los de Ibon Navarro no podía detener un ataque muy móvil. El 8-16 obligó a pedir el primer tiempo muerto. La entrada de Marc Martí dotó de más opciones en ataque, pero los aleros españoles estaban superados por el físico de sus defensores. Martí y Ramón Vila eran los únicos que hacían daño con inteligencia cerca del aro (15-20 min 10)

El segundo cuarto agravó los problemas. En ataque seguían sin entrar los tiros exteriores, mientras que Francia dominaba el rebote (sobre todo el ofensivo) y algunas canastas en transición rápida hicieron mucho daño a la moral de los jugadores. Sorolla anotaba una canasta tras tres minutos de sequía mientas que Ibon Navarro rotaba sin encontrar su quinteto ideal. España fue a la línea de tiros libres casi llegando al descanso. Sergi García tiraba más de carácter que de paciencia y Francia iba aumentando diferencias hasta el 25-39, preocupante tanto por la diferencia como por la desmoralización que causaba a la plantilla.

España jugó sus mejores minutos en el tercer cuarto. Se quitaron los nervios y sacaron garra para aguantar a los franceses, tirar de talento y provocar faltas personales, algo que no había ocurrido en el primer tiempo. Jonathan Barreiro anotaba desde fuera (tres triples casi consecutivos) y se peleaba con sus rivales para poner a España a seis puntos. Una defensa zonal muy abierta colapsó el ataque francés y lso de Ibon Navarro se metían otra vez en el partido.

Pero las piernas pesaban y un triple francés al límite de la posición y algún error en el pase tocaban la moral de las tropas españolas que, sin embargo, seguían remando rumbo a un final igualado. No pudo ser. Francia sentenciaba el partido y España se quedaba con ese cuarto puesto y sensaciones de que hay jugadores con mucho talento en esta plantilla y un futuro prometedor. Hay que seguir trabajando porque en sus carreras seguro que habrá más momentos como éste.