Una vez más, la U20F de España disputará final continental de su categoría. Y lo hará porque el talento y el espíritu de equipo del combinado de José Ignacio Hernández es inagotable. Todas suman, todas crecen año a año. El trabajo de las categorías inferiores sigue dando sus frutos y con la victoria ante Rusia, la U20F se asegura una nueva medalla. Felicidades, os lo habéis merecido. 

Y costó. Porque nunca es fácil coger ritmo en una semifinal tan importante. Y menos cuando el partido comienza con retraso por la duración de la primera semifinal (Italia y Letonia jugaron dos prórrogas). Se notaron los nervios y el partido empezó con un punto de locura que no ayudaba a las españolas. No fue hasta el 11 - 10, con una canasta de Salvadores y un dos más uno de Araujo, cuando las de José Ignacio Hernández entraron en el partido. Hasta entonces, dificultades para cerrar el rebote defensivo y para detener a una Kozik muy inspirada.

En el segundo cuarto llegó el despegue. Dos triples de Cazorla, sumados a las penetraciones de María Conde, permitían a España escaparse, abrir brecha y ganar en confianza. Todo sería más fácil a partir de entonces. El trabajo interior de López aseguraba segundas jugadas y tiros cómodos para nuestras exteriores y las de José Ignacio Hernández se irían al descanso 11 arriba (38-27). 

El intermedio no cambiaría la película. Convencidas del guión marcado por el seleccionador y con Conde muy acertada, la diferencia se iría ampliando hasta llegar a la máxima de 19 puntos (52-33). Con la rebelión rusa cuarto periodo sofocada tras un tiempo muerto, España cerró el partido con cabeza. Araujo, que se llevó un golpe en el pómulo en el tercer cuarto, estará lista para la final del domingo. 

Una final a la que llega España con fuerzas, convencida de su estilo, su proyecto y con unas jugadoras que confían en las ideas de su entrenador. El futuro es suyo, pero si además adornan su crecimiento personal y profesional con medallas, mejor que mejor. Y si es posible, que sean de oro. Suerte.