Han alcanzado la sexta plaza que da paso a los playoffs, han conseguido la quinta victoria consecutiva y han recuperado 18 puntos de basketaverage al Campus Promete. Y todo ello con las jugadoras nacionales tirando del carro.
ÁREA DE COMUNICACIÓN FEB
Hace un mes el Cadi La Seu perdía en Vitoria y se colocaba en el puesto 11º. Treinta días y cinco victorias después es 6º con una victoria más que el Campus Promete y el IDK Gipuzkoa, y con el basketaverage ganado tanto a riojanas como donostiarras. Una situación inmejorable para un equipo al que le queda visitar Fontajau el próximo sábado y recibir al Pajariel Bembibre en la última jornada.
Un club que lleva dos temporadas apostando por las jugadoras nacionales. Sus dos grandes pilares del año pasado, Laura Gil y Tamara Abalde, buscaron nuevos retos fuera de La Seu d’Urgell, pero han dado un paso adelante Georgina Bahi, Tania Pérez, Belén Arrojo o Andrea Vilaró, además de la labor que está realizando Nogaye Lo.
De los 1.543 puntos anotados en las 24 jornadas de Liga, 1.017 son de ‘denominación de origen’, lo que supone un 66% de la producción ofensiva del Cadi La Seu. Su entrenador, Joan Carles Pie lo tiene claro: “Ese es el objetivo de este club. Ya el año pasado sólo teníamos dos extranjeras y con nacionales asumiendo responsabilidades y muchos minutos. Y la apuesta esta temporada también es ésta: jugadoras nacionales, implicadas en el proyecto, dando calidad al trabajo y con jugadoras jóvenes que siguen creciendo. Y parece que el objetivo se está consiguiendo y nos va bien con esta filosofía.”
Georgina Bahi está promediando 11.8 puntos y 5.2 rebotes. Belén Arrojo ronda los 10 puntos por partido, al igual que Tania Pérez. Con cifras algo más inferiores está Andrea Vilaró, que supera los 21 minutos de media por partido. Sólo la pívot de Mali Tirera Meiya firma unos números similares (12.9 puntos y 5.5 rebotes): “Este equipo ha tenido hambre durante todo el año, incluso en los momentos que no acabamos de funcionar, la ambición y el trabajo nos ha salvado. Es cierto que ahora tanto a nivel físico, como mental y de juego estamos en un gran momento, pero el trabajo de estas jugadoras durante todo el año ha sido encomiable.”
Y la demostración de implicación y carácter está en el partido del sábado ante el Campus Promete. Igualados a victoria, el ganador daba un paso adelante hacia el playoff, con el antecedente del +18 para las riojanas en el partido de ida. Un parcial de 26-14 en el primer cuarto dejó la victoria muy de cara y las de Joan Carles Pie lucharon por recuperar el basketaverage. Un 75-57 que iguala el +18 pero con más puntos anotados (siguiente criterio de desempate) en la victoria. “La realidad es que lo importante era ganar el partido. No se tenía como objetivo recuperar los 18 puntos, pero el propio partido nos fue llevando a luchar por el basketaverage. Nos lo encontramos y lo aprovechamos” afirma el técnico catalán.
Ahora la situación para llegar a playoff pasa por ganar uno de los partidos (ante Spar Citylift Girona fuera y ante Pajariel Bembibre en casa), y evitar un empate triple o cuádruple en el que entre el Lacturale Araski… o ganar los dos, porque como dice Joan Carles Pie “pensar más allá del próximo partido no tiene sentido. Tenemos el partido de Fontajau e intentaremos buscar nuestras opciones. Luego, viendo los resultados que se den, empezaremos a pensar en Bembibre.”
Y es que esta Liga Femenina se ha visto condicionada por la lucha de esa clase media que ha competido por los pasaportes para la Copa de la Reina y está haciendo lo propio para los playoffs por el título. “El cambio de formato ha dado un aliciente espectacular. Hasta la semana pasada todos los equipos tenían opciones de playoff o de permanencia, lo que nos ha dejado partidos de gran calidad en todas las jornadas. Además es que hay equipos con un gran potencial como IDK Gipuzkoa, Mann Filter o Campus Promete; y otros equipos que lo han hecho excelentemente bien, como Star Center Ferrol o Lacturale Araski. La competición esta temporada está siendo muy atractiva” afirma Joan Carles.
Todo ello en una ciudad de 13.000 habitantes que lleva ya 14 temporadas en Liga Femenina. Su técnico lo explica como “una locura de unas personas que creyeron en esto hace años. Que se sobrepusieron a unos años de ascensos y descensos, para ir construyendo un club no profesional porque no tiene capacidad para ello, pero sí generando unas mecánicas que permiten tener un equipo profesional sin tener una estructura alrededor que viva del baloncesto.”