IBON LANDA / ÁREA DE COMUNICACIÓN FEB

El no lo reconocerá, por eso de la modestia, pero Asier de la Iglesia está hecho de otra pasta. No por lo que padece y lo que hace a pesar de su enfermedad, sino por cómo la afronta. “Soy muy competitivo, siempre lo he sido… aunque sea a las cartas, a cualquier deporte… si un día me pongo en una máquina de esas de lanzar canastas… también tengo que ganar”. Y en eso está. En una competición de uno contra uno; él contra su esclerosis múltiple.

Nacido en Zumárraga, un pueblo de Gipuzkoa, hace vida en Azkoitia; trabaja en Zarautz y juega en Ordizia… vamos, no para. En 2012 le diagnosticaron esclerosis múltiple y desde entonces intenta hacer la vida más normal posible. Llegó a jugar en LEB Plata antes de la enfermedad y ha pasado varios años jugando en categoría autonómica, pero este año ha vuelto a EBA.

Se ha tenido que adaptar por su enfermedad pero está siendo de los más destacados de la liga –es ahora el segundo más valorado de los 108 equipos de toda la Liga EBA (29 puntos)-. “He perdido sensibilidad al tacto, he tenido que jugar un par de partidos con visión doble… pero bueno, me he ido adaptando. Hago las dos o tres cosas que sé hacer y que puedo hacer y las intento hacer lo mejor posible”, explica Asier demostrando lo de que está hecho de otra pasta y que donde otros verían un muro sin salida posible, él sólo ve la forma de saltarlo.

Dicen de él que es aún mejor persona desde que sufre su enfermedad. Lo escucha de otros porque a él le costaría decirlo aunque lo que hace ahora lo confirma. “Creo que es bueno que no se oculte la enfermedad. Que la gente vea que no pasa nada y que socializarla puede ser bueno”, explica Asier de la Iglesia el Día Nacional de la Esclerosis Múltiple.

Un ejemplo inspirador del poder del baloncesto y sus valores.

Un MVP contra la esclerosis múltiple