ÁREA DE COMUNICACIÓN FEB

Alonso, Etxarri, Iparragirre, Cáceres y Solé conformaban el cinco inicial de Miguel Ángel Ortega ante Bélgica. La U18F comenzaba con fuerza, buscando marcar el territorio ante un rival que también había conseguido la victoria en la primera jornada: 6-2 en menos de dos minutos. La defensa española bloqueaba el ataque de su rival y las ‘junior’ se iban hasta los 8 de renta (14-6) con un trabajo muy coral. Las belgas sobrevivían a base de unos tiros libres que les permitían irse solamente con seis tantos de renta al intervalo (18-12).

Nada cambió en el comienzo del segundo periodo. España no concedía un tiro de campo durante casi tres minutos de juego, lo que le permitía mantener su renta (21-15). Y con dos triples de Etxarri y Lucía Alonso, las de Miguel Ángel Ortega alcanzaban la mágica cifra de los 10 tantos de ventaja (27-17). Y otro acierto de Hernández, unido a la regular contribución de Naira Cáceres, hacían que España se escapara aún más (32-18). Laia Solé hacía daño en la zona rival y el combinado nacional se escapaba hasta un +15 con el que llegaría al descanso (37-22).

Siete minutos y casi cuarenta segundos tardó Bélgica en conseguir sus primeros dos puntos del periodo. La defensa española maniató a su rival, ocultándole todos los caminos hacia el aro. Esa magnífica actividad ‘atrás, posibilitaba que España, sin estar muy sobrada en ataque, dejara el partido prácticamente visto para sentencia (45-22). Aunque visto el ejemplo del partido inaugural ante Serbia, las de Miguel Ángel Ortega tenían que tener muy claro que había que rematar la faena. Sobre todo ante una Bélgica que mostraba síntomas de mejoría (47-31).

Pero España tenía la lección bien aprendida. Tras una canasta inicial de Henket, llegaba un parcial 8-0 para la U18F (55-33). Un acelerón que, ahora sí, sentenciaba el encuentro ya que restaban poco más de cinco minutos para acabar. Las de Miguel Ángel Ortega no bajaban el pie y se iban hasta el +24 (59-35). El técnico, pensando en días posteriores, comenzó a mover el banquillo dando minutos de descanso, sobre todo en el juego exterior. Unos movimientos que no hacían bajar ni un ápice la intensidad del combinado nacional, que siguió aumentando su ventaja con el paso de los minutos.