De Ricky Rubio a Sergio Llull: Una década maravillosa
3/1/2016 - 2:19 PM
2006… Jaén, final del campeonato de Europa cadete entre España y Rusia. Un joven llamado Ricard Rubio conseguía una canasta imposible mientras sus compañeros lamentaban ya la derrota y los rivales festejaban prematuramente la victoria. 10 años después…
MIGUEL PANADÉS
La acción de Sergio Llull el pasado fin de semana en Valencia, consiguiendo un triple de esos imposibles que dan la vuelta al mundo a través de las redes sociales y las televisiones podría entrar en el capítulo del anecdotario del baloncesto y quedarse ahí, como una simple acción puntual sin mayor relevancia. Y sin embargo la semejanza, no tanto en la acción como en la determinación, con la conseguida por Ricky Rubio hace diez años en un Europeo Cadete nos invita a profundizar sobre diferentes aspectos importantes que van desde lo emocional a lo deportivo, que viajan en el tiempo y nos transportan a esa última década maravillosa de nuestro baloncesto. Mientras los jóvenes rusos ya celebraban la victoria en la final del Europeo Cadete de Jaén y muchos de nuestros jugadores de la selección lamentaban la derrota Ricky Rubio seguía jugando el partido y buscaba esa última opción, esa oportunidad a la que se entregaba con determinación independientemente de las probabilidades de éxito. En ese mismo partido Ricky fue también decisivo (51 puntos…) con acciones de mérito y picardía como la de alargar los segundos de posesión… en una acción que provocó que la FIBA variara el reglamento.
En Valencia Sergio Llull anotó ocho puntos decisivos en el último minuto para, primero mantener en partido a su equipo y después conseguir esa canasta imposible que ha dado la vuelta al mundo. Pero conviene revisar esa acción y ver como para casi todos el partido había terminado con 39 minutos y 58 segundos… para casi todos menos para Felipe Reyes que sacó de fondo y para Llull que buscó la mejor acción posible que le daba la ubicación en la pista y el tiempo del que disponía. Y esa bola entró y el mismo la calificó de churro pero… la suerte en el deporte normalmente la disfruta quien la persigue, quien no cierra los ojos antes de tiempo, quien compite convencido de que todo es posible mientras hay tiempo y espacio para lograrlo. La trayectoria deportiva de Ricky Rubio y Sergio Llull coincide en que a ninguno de los dos les ha importado nunca asumir responsabilidades en una pista. Los dos coinciden incluso en un talente de pasarlo bien probando acciones de riesgo, rompiendo muchas veces guiones preestablecidos.
Diez años entre el verano mágico e inolvidable de 2006 y este momento nuevamente especial que vivimos en un baloncesto que nos invade cada día con la mejora exponencial de sus protagonistas. Vemos como nuestros referentes no dejan de mostrar talento, ya sea en España o en la NBA, y en consecuencia como los jóvenes encuentran en los veteranos continuas clases maestras de baloncesto mostrando calidad y carácter, generosidad en las propuestas, intensidad e inteligencia. Han pasado diez años desde ese Oro de Saitama y muchos de los protagonistas de entonces siguen ofreciendo hoy, pasados de largo los treinta, autenticas exhibiciones en la pista. La pasión por este juego, las ganas de seguir disfrutando del arte de jugar, ahora ya desde el absoluto conocimiento del oficio, les invita a cuidar y mejorar sus cuerpos y prepararlos para cualquier reto que se plantee. Hace años que disfrutamos de este baloncesto gracias a unas generaciones que no dejan de regalarnos momentos mágicos y sin duda es ese ejemplo el mejor impulsor de futuro.