Primera jornada de Liga, el 11 de noviembre de 1973. Y un plato fuerte para empezar: Real Madrid-Barcelona. Con un debut de lujo en cada bando: el estadounidense Walter Szczerbiak en el blanco y el puertorriqueño Héctor Blondet en el azulgrana.
JUAN ANTONIO CASANOVA
El Madrid era favorito, pero nadie podía esperar aquel marcador inédito en los duelos entre los grandes rivales, por mucho que pesara en el Barça la baja del estadounidense Charles Thomas, que estaba lesionado: 125-65. ¡60 puntos de diferencia!
No hubo partido. Sólo jugó el Real Madrid, que entrenaba Pedro Ferrándiz. Fue una máquina imparable, machacando en continuos contraataques, y aún más después del descanso (55-31). El Barça de Vicente Sanjuán, un juguete en sus manos, que en el minuto 30 sólo había anotado 39 puntos, no hizo nada bien, más allá de la voluntad de Manolo Flores, máximo anotador de su equipo con 18 puntos, dos más que Blondet (ver 1/IX), una estrella que nunca justificó su fama y sólo estuvo una temporada en España. Todo lo contrario que Walter (ver 8/II), quien el día de su debut oficial ya acreditó, con 47 puntos, lo mucho que iba a aportar al Madrid. Brabender sumó 26 puntos y Rullán 22.
En la segunda vuelta, empate a 85. Fue el único partido que no ganó el Madrid, campeón imbatido con 9 puntos más que el Barcelona. Aquel 125-65 parecía un accidente absolutamente irrepetible. Pero sólo tardó tres años y medio en reproducirse. El 13 de marzo de 1977 el Madrid, que dirigía entonces Lolo Sainz, volvió a ganar, esta vez en la antepenúltima jornada, por 60 puntos al Barcelona: 138-78, con 37 puntos de Brabender, 28 de Rullán y 27 de Walter frente a los 25 de Guyette y 16 de De la Cruz. De nuevo el desastre azulgrana, con un pobre 37% de tiro frente al 65% local, fue a más en la segunda parte, tras un 54-34 en el descanso.
"El Barcelona no tiene mentalidad de campeón y el Real Madrid sí. Por eso él lo es y nosotros no. Ellos son mucho mejores que nosotros en los momentos difíciles", lamentó tras el partido el entrenador barcelonista, Todor Lazic. Y, efectivamente, aquella fue una derrota, además de traumática, condenatoria para los azulgrana, que por culpa de ella perdieron el título. Habían llegado como líderes a la pista madridista después de imponerse por 92-73 en la primera vuelta. Pero aquel fue el único tropiezo de los blancos, mientras que el Barça había empatado en Manresa (80-80).