La selección española se proclamó en el 2006 por vez primera campeona del mundo de baloncesto en Saitama (Japón). Por este éxito histórico, pero también por los valores humanos de que hacían (y hacen) gala sus integrantes dentro y fuera de la pista, recibió aquel año el Premio Príncipe de Asturias de los Deportes.
JUAN ANTONIO CASANOVA
A la ceremonia celebrada en el teatro Campoamor de Oviedo, presidida por el entonces príncipe Felipe, asistieron el 20 de octubre todos los miembros del equipo, excepto los tres jugadores que estaban en aquellos momentos en la NBA: José Manuel Calderón, Jorge Garbajosa y Sergio Rodríguez. Pero –estos no estuvieron ausentes del todo, porque sus camisetas aparecieron en manos de tres de sus compañeros: Marc Gasol, Carlos Cabezas y Rudy Fernández.
Nombrados uno por uno, todos los jugadores -incluido Pau Gasol, que pudo acudir porque seguía recuperándose de la lesión que le había impedido jugar la final del Mundial- y los técnicos de la selección recibieron enormes aplausos de un público entregado. El último fue el capitán del equipo, Carlos Jiménez, que fue quien recogió el certificado del premio. Y el importe del mismo lo cedieron a Unicef, que había recibido el Príncipe de Asturias de la Concordia. Paul Auster, Pedro Almodóvar y la National Geographic fueron otros de los distinguidos.
Como es habitual, el príncipe Felipe hizo una glosa de cada uno de los premiados, y como colofón subrayó "la fuerza de voluntad, el sacrificio personal, el juego limpio y la sana deportividad" de la selección de baloncesto, a la que calificó como "un grupo de buena gente que se reúne para hacer buenas cosas y hacer feliz a todo un país", y afirmó que "el alto ejemplo que nos han dado a todos permanecerá imborrable en la historia del deporte".
"Hoy siento unos nervios diferentes a los que tengo cuando afronto un partido", explicó Pau Gasol, quien confesó que todavía se le ponía "la piel de gallina" cuando repasaba en el vídeo los momentos del éxito de Japón. Mientras, su amigo y compañero Juan Carlos Navarro, pensando ya en el año próximo, apuntaba que “será difícil ganar el Europeo, porque hay selecciones de mucho nivel". Efectivamente, la selección no pudo ganar el Europeo del 2007, aunque jugaba en casa. Se lo impidió Rusia en la final. Pero se desquitaría con creces en las dos ediciones siguientes, en las que adornaría aquel título mundial con los primeros de Europa.