CONTRACRÓNICA: Del pasillo centenario al whatsapp más deseado en la noche del MVP hecho añicos
De la rutina habitual a la sesión de tiro más tensa para poder afrontar una final que comenzó a jugarse con 105 minutos de adelanto a las puertas del hotel de concentración del Marín Peixegalego. Los pontevedreses lograron amargar la gran fiesta a su rival abulense en una noche en la que un whatsapp desde el propio banquillo dio comienzo a una fiesta improvisada que terminó con el trofeo de MVP hecho añicos…
PABLO ROMERO / ÁREA DE COMUNICACIÓN FEB
Durante algo más de dos horas, las cámaras de FEBtv mostraron a los espectadores todos los detalles deportivos de una Copa LEB Plata en la que Marín Peixegalego se proclamó como nuevo campeón sobre la cancha del CUM Carlos Sastre de Ávila pero…
¿Qué sucedió más allá de las líneas que delimitan el rectángulo de juego? ¿Cómo fueron las horas previas de los protagonistas de la final? ¿Y el post partido? ¿Quieren saber cómo acabo la noche el prestigioso trofeo y cómo fue la celebración pontevedresa? Con el permiso de sus protagonistas y gracias a los “informadores anónimos” surgidos desde el interior de sendos vestuarios reconstruimos la noche a través de las siguientes líneas:
Consignas y promesas en las sesiones pre-partido:
Podría decirse que la final del 2016 ha sido la final de la normalidad y la más absoluta cordialidad. Normalidad ya que ninguno de los dos conjuntos varió ni un ápice sus rutinas semanales de cara a la disputa del primer título oficial de la temporada y, cordialidad, debido al gran ambiente reinante entre sus protagonistas.
Y buena muestra de ello fue ya la presentación oficial del torneo entre las últimas sesiones prepartido de uno y otro equipo. Los saludos entre técnicos, ex compañeros y amigos marcaron el primer encuentro entre dos equipos que no querían ni mirar al trofeo que les observaba ya desde el centro de la pista. Un acto institucional que precedió a la última toma de contacto del Carrefour “El Bulevar” sobre una pista en la que Álvaro Lobo no paraba de repetir a sus compañeros la frase: “hoy es un día para disfrutar”. Y quizá no podía haber un mejor autor para estas palabras que él mismo ya que, tras dos meses y medio apartado de las pistas por lesión, el madrileño comenzaba a ver el encuentro casi tan cercano como un Carles Marzo que prometía a sus compañeros afeitarse su ya larga barba en caso de lograr el triunfo en la que iba a ser su tercera final en cuatro años.
Mesa y mantel para un sorprendente reencuentro:
Con ambos equipos despidiéndose sobre la pista para reponer fuerzas, el caprichoso destino quiso que ambos equipos estuvieran separados durante tan sólo unos minutos. Y es que el cuartel general del Marín Ence Peixegalego en Ávila no era otro que el Hotel Cuatro Postes, establecimiento en el que el conjunto local realiza semanalmente una comida conjunta previa al encuentro lo que provocó que ambos equipos terminaran almorzando de manera conjunta. Separados por tan sólo unos metros y, manteniendo en todo momento un contacto visual a buen seguro comenzaron a estudiar ya al rival a la búsqueda de los primeros síntomas de flaqueza.
El primer balón al aire, a 105 minutos del salto inicial:
Con dos autobuses movilizados desde Marín la afición pontevedresa quiso comenzar el partido con 105 minutos de antelación coincidiendo con la salida del equipo rumbo al pabellón. Perfectamente organizados a las puertas del citado hotel, los miembros de la marea celeste realizaron un pasillo con el que entregar su último aliento a unos jugadores ya en modo pre-partido.
Mientras tanto, los nervios se dejaban notar ya sobre la pista del CUM Carlos Sastre donde un madrugador Bryant Mbamalu iniciaba por su cuenta la sesión de tiro nada más y nada menos que media hora antes que sus compañeros. Y es que el despertador de la siesta parecía haber sonado con cierto adelanto para los jugadores de un David Mangas que invertía los minutos previos a la final con una serie de paseos sin rumbo sobre una pista en la que su mirada perdida permitía intuir que su cabeza trataba de anticiparse ya a la final.
Pero fue el ingreso en pista de Álvaro Lobo el que causó el primer impacto de la noche en su rival, un Marín que recién llegado a la pista de juego veía como el madrileño iniciaba el calentamiento con la más absoluta normalidad. Una preocupación añadida para un Javi Llorente que bromeaba con su homónimo al respecto: “Anda que no podría esperar una semanita más para jugar ya recuperado del todo…”.
La arenga de los capitanes, el punto de no retorno:
El último paso por vestuarios marcó esa línea roja de no retorno que iba a enviar a ambos equipos directamente a la ansiada final. En el caso de los abulenses tras el visionado de un video motivacional en el interior del vestuario con el que el cuerpo técnico trato de imprimir una dosis extra de motivación pero esto fue tan sólo una chispa más para la mecha de un equipo que se conjuró, y de qué manera en el túnel de vestuarios.
Los bailes de Carlos Toledo al compás de la música mientras iban llegando uno a uno sus compañeros fueron interrumpidos de golpe por el gran capitán, un Carles Marzo que se dejó la voz a la hora de espolear a sus compañeros al grito de: “Permaneceremos juntos por nuestros coj…”. Frase protegida en horario infantil J.
A partir de ahí, lo sucedido sobre la pista no escapó a los espectadores a través de las cámaras de FEBtv. Con las gradas teñidas de verde por una afición entregada a su Carrefour “El Bulevar” fue Marín Peixegalego quien asumió el mando del partido para afrontar los últimos segundos con una cómoda renta con la que dar paso a la fiesta.
El mensaje más esperado no pudo esperar:
Aunque fue a falta de las últimas cuatro décimas y, por tanto de los dos últimos tiros libres, cuando comenzó a gestarse la gran fiesta de los campeones con un gesto nunca antes visto. El técnico visitante Javi Llorente echaba mano al bolsillo y tiraba de teléfono para enviar su primer whatsapp de la noche. La receptora, su propia esposa, a quien unos exámenes la habían impedido estar de manera presencial en Ávila pero no seguir el encuentro a través de las cámaras de FEBtv a las que el propio Llorente trató de adelantarse durante unos segundos con un mensaje tan esperado por su pareja que… ¡no pudo esperar más!
Saltos, abrazos, celebraciones, cánticos… no faltó ni uno sólo de los gestos habituales de una celebración en la que la entrega de la copa así como del trofeo de MVP fue lo de menos para un equipo que ofreció su título acto seguido a sus aficionados. Aquellos que comenzaron la tarde realizando el pasillo a su equipo y que, como no podía ser de otro modo, decidieron despedirles en el pabellón del mismo modo.
Eso sí, no sin antes cumplir con otros ritos clásicos como la ducha al técnico en el vestuario o el pasamanos de una Copa que a punto estuvo de acabar en el suelo en más de una ocasión entre los ir y venir de una nueva moda, los selfies con los que la plantilla lanzaba sus primeros mensajes a amigos y familiares a través de las redes sociales.
Las manos más fiables de un MVP hecho añicos:
Aunque la gran anécdota de la noche llegó fuera del escenario de la final, concretamente en el parking anexo y con el MVP de la noche. Y es que sus manos, aquellas que habían resultado decisivas a la hora de capturar una serie de rebotes claves para la conquista del título, se mostraban mucho más blandas a la hora de capturar un trofeo de MVP que Antonio Pantín dejaba caer al suelo mientras cargaba su equipaje en la furgoneta del equipo.
Eso sí, con el trofeo de metacrilato dividido en varios trozos a buen seguro podrá cumplir con la típica frase de “esto es un premio para todos los compañeros” entregando un pedacito a cada uno de ellos (no puede haber contracrónica sin chiste malo).
Y el conductor Llorente dio paso a la improvisación:
Comentábamos al principio de este artículo que la del 2016 había sido una final marcada por la normalidad, algo extensible hasta tal punto que al campeón de Copa le sorprendió la noche sin un lugar en el que realizar una celebración que nadie había previsto.
Con varios jugadores obligados a volver cuanto antes a Marín para poder atender compromisos familiares a lo largo del domingo -desde bautizos a comidas familiares- la junta directiva improvisó una cena de equipo en “La posada de las frutas”. Aunque, a su conclusión, la expedición comenzó a dispersarse con parte del equipo poniendo rumbo a tierras gallegas en una furgoneta conducida, como no podía ser de otro modo… ¡Por su técnico! Un Javi Llorente que tras llevar al equipo a la conquista del título tuvo que llevar a sus jugadores de vuelta a casa, quizá la misión más complicada de la noche…
La otra mitad del equipo estiró al menos unas horas más su estancia en la capital abulense pero lo que sucedió en la ciudad de las murallas se queda dentro de las murallas ya que a partir del lunes… ¡Tocará volver a la rutina!