Con 6 temporadas a sus espaldas en las filas del Marín Ence Peixegalego, Manu Ferreiro ejercerá como el perfecto orador en las horas previas a un encuentro en el que sus compañeros se empaparán de su mensaje para tratar de conquistar el primer título oficial en la historia del club, una Copa LEB Plata que ha revolucionado a toda una ciudad.
PABLO ROMERO / ÁREA DE COMUNICACIÓN FEB
Llegó a las filas del Marín Peixegalego durante el verano de 2010 y, por aquel entonces, parecía imposible pensar que apenas unos años después su equipo iba ya no sólo a liderar la tabla en la Liga LEB Plata sino incluso a poder optar a un título oficial con su presencia en la final de la Copa LEB Plata.
Todo un sueño para uno de los clubes más modestos de una competición en la que el Marín de Mani Ferreiro no quiere despertarse: “Si me hubieras preguntado a principios de temporada te hubiera dicho que ninguno contábamos con poder jugar la Copa pero la realidad es que estamos en ella como recompensa a nuestro trabajo bien hecho durante la primera vuelta unido a ese factor suerte que nos ha ayudado en algunos momentos a complementar nuestro día a día. Como ya imaginarás eso ha provocado un gran ambiente en el club en torno a una final a la que llegamos con una ilusión muy grande. Nuestros aficionados se están movilizando para acompañarnos en un buen número de cara a una tarde en la que sólo con saltar a la pista ya habremos hecho historia y en la que intentaremos escribir una nueva página con la que recompensar los esfuerzos que el club ha hecho durante todos estos años”.
Todo un premio para plantilla, cuerpo técnico y junta directiva pero, en especial para unos aficionados que ejercen como una parte importante de este éxito: “Marín es un club humilde cuyo objetivo prioritario cada año es el de no descender. El meternos en playoff como hicimos el año pasado ya fue algo muy grande para nosotros pero hablar de una Copa ya eran palabras mayores por lo que la gente lo está viviendo de una manera especial. Nuestra afición siempre ha estado con nosotros, tan en las buenas como en las malas por lo que quizá ellos más que nadie se merecen el gran premio que es el disputar esta final”.
Aunque sin lugar a duda, el encuentro será muy diferente al disputado en Liga por ambos equipos al menos una semana antes ya que el capitán gallego tiene muy claro que, en esta ocasión, su rival parte con un pasito de ventaja: “La final de Copa no tiene absolutamente nada que ver con la Liga porque aquí te juegas un título a 40 minutos sin margen de error. El que sea fuera de casa lo hace todo un poco más complicado de lo que pudo ser el duelo directo que jugamos en Liga la semana pasada que para lo único que servirá es para que ellos nos esperen aún con más ganas”.
Pese a ello, Ferreiro tiene muy claro cómo deberá afrontar su equipo un encuentro en el que la ambición de su vestuario ejercerá como elemento opositor a la condición de anfitrión de su rival: “Jugar fuera de casa hace que la final sea un poco más complicada pero esto es también una motivación por el doble mérito que podría suponer el ganarla a domicilio. Sabemos que es una gran oportunidad y nuestra ilusión es grande ya que llegamos en un buen momento tras dos victorias ante rivales exigentes que nos invitan a ser optimistas pero ojalá esto pueda decirlo el sábado con la misma alegría con la que lo estoy contando ahora porque significará que las cosas han salido como deseamos”.
Y para que así sea, no podrá faltar, antes de saltar a la pista, el consejo de un capitán que si algo tiene claro es que su equipo deberá salir a disfrutar: “El mejor consejo será el de que salgan a disfrutar porque tan sólo dos equipos tienen el privilegio de poder jugar este partido y nosotros vamos a ser uno de ellos. Siendo un club humilde quién sabe si algún día podamos volver a vernos en una situación similar por lo que debemos disfrutar a través de nuestro trabajo. En este partido más que nunca deberemos defender como bestias para poder ganar el mayor terreno posible de cara a un partido en el que no debemos bajar el nivel ni relajarnos ni un solo instante durante los 40 minutos”.