Masakazu Oiiri, un monitor de gimnasio en Tokio, viaja desde 2011 a seguir las aventuras del equipo nacional en Europeos, Mundiales y Juegos Olímpicos. “Me encanta el baloncesto y mi equipo es la selección española. Los días de vacaciones de cada año me los guardo para venir a verles”
FRANCISCO RABADÁN / ÁREA DE COMUNICACIÓN FEB
Su atuendo siempre es el mismo. Camiseta roja, con el número doce en el pecho, una firma en el corazón y las letras de Llull por detrás. Masakazu Oiiri protagoniza una de las historias más rocambolescas relacionada con la selección en los últimos años. Vive todo el año en Shiiba, un barrio a las afueras de Tokyo, pero cuando llega el verano sus vacaciones siempre tienen un destino. “España es mi país favorito del mundo y me encanta ir a seguir a la selección. He ido a verles a entrenamientos, a la ruta Ñ y los campeonatos desde 2011. He intentado perderme los menos partidos posibles. Habré ido a unos 50”, comenta.
Oiiri tuvo un flechazo con el equipo en el Mundial de Japón 2006, donde España se proclamó campeona, pero hasta hace poco tiempo no tenía dinero suficiente para hacer el despliegue de seguir al equipo allá donde va. “Venirte más de un mes a Europa es caro para cualquiera, pero este es mi pasión y me encanta animar a España allá donde juegan. Sin duda son el equipo más atractivo de ver y los sigo todo el año”.
El aficionado es entrenador de un equipo en su país natal y aprende muchas de las cosas que ve en el baloncesto europeo para Japón. “Aquí se aplican conceptos muy novedosos que en Japón son muy útiles. Espero que algún día un gran equipo de mi país me contrate”.
Por último, el nipón no tiene dudas de cuál es su jugador favorito de la selección. “Llevo su camiseta puesta siempre que juegan. Me la firmó hace dos años y es un tesoro. Llull representa perfectamente al jugador que más me atrae. Su forma de vivir el baloncesto es contagiosa”.