MIGUEL PANADÉS / ÁREA DE COMUNICACIÓN FEB

Exprimir al máximo el talento individual de cada una de nuestras jugadoras a la vez que paliar las posibles desventajas puntuales que puedan producirse ante determinadas rivales. La Selección Femenina ha mostrado durante los partidos de preparación mantener intactos dos valores esenciales a la hora de afrontar cualquier reto. El primero, la búsqueda de la eficiencia desde los recursos tácticos defensivos y ofensivos y, el segundo, la ambición por seguir siendo las mejores, el hambre por buscar el máximo rendimiento individual y colectivo.

Son esas las señas de una selección que nunca deja de ser creativa desde una enorme capacidad para interpretar y ejecutar las propuestas de su entrenador. En defensa observaremos en los próximos días agresividad yendo a buscar el balón, pragmatismo a la hora de proteger la canasta, cambios en los bloqueos o dos contra unos, presiones a toda pista y alternativas zonales. En ataque disfrutaremos de velocidad terminal en transiciones combinada con la pausa en una propuesta de diferentes velocidades en función del momento, el rival, el resultado… Los sistemas ofensivos estarán diseñados para llevar el balón a la jugadora más efectiva en el lugar y momento más adecuado dejando abierta siempre la puerta esa inspiración individual que permite saltarse el guión.

Todos esos planteamientos no son una utopía táctica sino una realidad constatada en los últimos años, en los últimos partidos, oficiales y de preparación. Esa idea de juego enriquecido desde la “ordenada creatividad”, desde la ”estudiada improvisación”, desde la “preparada intuición” se convierten en las señas de identidad de la selección femenina española y los motivos fundamentales para disfrutar de su participación en el Europeo.