El Gran Canaria perdió también el partido de vuelta de la final ante el Khimki (83-64), pero aun así firmó su mejor campaña en la Eurocup.
El equipo canario consiguió mantener el control de la zona en los primeros minutos gracias al gigante caboverdiano Tavarés, que machacó en dos ocasiones el aro rival, pero se cargó pronto con dos faltas personales, por lo que tuvo que irse al banquillo. En el segundo cuarto, el Gran Canaria no logró superar la defensa rival y estuvo sin anotar durante más de tres minutos, lo que obligó a Aíto a pedir un tiempo muerto.Al final del segundo cuarto regresó a la cancha Tavares en un intento de frenar a Augustine, que lleva hasta entonces diez puntos sin apenas fallo.
El Herbalife arrancó la segunda parte con el quinteto inicial y la dupla Báez-Kuric pareció mucho más metida en el partido que en los primeros dos cuartos.Tavares demostró que el Herbalife no estaba dispuesto a rendirse con un soberano tapón ante un gancho del estadounidense Davis. Pero Rice no estaba dispuesto a dejar que el "Granca" se subiera a las barbas del equipo local y no dejó de martillear la canasta visitante con tiros exteriores y entradas a canasta. La presión adelantada ideada por Aíto provocó un momentáneo cruce de cables en el ataque ruso, lo que sumado al descanso que Kurtinaitis dio a Rice, supuso un descanso para el equipo amarillo. El problema es que su ataque seguía siendo romo, por lo que el Khimki incrementó su ventaja al final del tercer cuarto hasta los 22 puntos (68-46). El último cuarto Kurtinaitis dio descanso a sus titulares y echó al ruedo a los segundos espadas, lo que permitió al Gran Canaria reducir la desventaja y terminar con dignidad su primera final europea con Tavares como máximo anotar con 17 puntos.