REFLEXIONES LIGA FEMENINA
No existe el miedo, existe el reto
3/17/2015 - 5:20 PM
Hace semanas que los entrenadores gestionan tanto los contenidos de las sesiones de entrenamientos como las palabras de sus discursos previos a los partidos. Han entrado en esa inquietante fase donde las emociones se convierten en herramientas de tanto valor como las condiciones físicas, técnicas o tácticas.
MIGUEL PANADÉS/ÁREA DE COMUNICACIÓN FEB
En apenas un par de semanas se decidirán las dos últimas posiciones de la clasificación de la Liga Femenina, confirmando la dureza de una competición implacable. Jornadas entre semana en un apretado calendario, desplazamientos largos y muchas veces tensos, vestuarios silenciosos antes de los partidos, miradas perdidas, gestos concentrados, ojos vidriosos, labios mordidos… El baloncesto adquiere una dimensión especial cuando lo que está en juego es no perder algo que tanto ha costado conseguir. Mucho más intenso si cabe, mucho más profundo y duro es jugar por no descender que hacerlo por triunfar. Sólo aquellos que han vivido en el límite del abismo en una competición deportiva saben las sensaciones que envuelven a las jugadoras o a los entrenadores en esos escenarios de tensión.
Es entonces cuando cualquier atisbo de pesimismo es borrado inmediatamente por un grito de ánimo, un gesto de rabia, una declaración de intenciones que invita a la pelea, al esfuerzo máximo, al despertar de todos esos instintos de supervivencia que tenemos escondidos en nuestra mente, en nuestra alma, en nuestras entrañas. Ancestralmente el ser humano siempre ha utilizado el miedo como herramienta para ser más fuerte y lo ha convertido en energía para correr más rápido, saltar más alto, pelear con más fuerza. Y es entonces cuando la palabra miedo es sustituida por reto porque en esos momentos de máxima tensión, de angustia por sobrevivir deportivamente cabe todo menos quedar paralizado. La tensión se ha de transformar en energía y ese drama del que habla el entorno, en desafío para conseguir una victoria que quizás pueda parecer difícil pero jamás imposible.
Los equipos se unen todavía más en los momentos difíciles y los entrenadores se convierten en los verdaderos líderes cuando más duro se convierte el trayecto. Ahora es el momento de ser los y las mejores, de sacar a relucir el orgullo que sienten los deportistas cuando desde la pista, desde ese escenario sólo apto para valientes, miran a los ojos al rival, aprietan los puños, pisan fuerte y liberan la mente de cualquier pensamiento que pueda afectar su rendimiento. Es el momento de disfrutar, sí, disfrutar, del reto deportivo que significa competir hasta el último aliento. Suerte a todas, jugadoras, suerte a todos, entrenadores.