CES2015:
Ponsarnau: “El nexo de unión del Curso Superior es el amor por el baloncesto”
2/11/2015 - 1:02 PM
Entrenador de Liga Endesa actualmente en Gipuzkoa Basket, miembro del cuerpo técnico de la Selección Absoluta en el Europeo 2013 y seleccionador U20 – medalla de Plata este verano-, profesor desde hace ocho años del Curso Superior de Entrenador. Jaume Ponsarnau, técnico referente para las nuevas generaciones, profundiza sobre la importancia del CES y del baloncesto en general.
MIGUEL PANADÉS/ÁREA DE COMUNICACIÓN FEB
En su discurso siempre aparece un fundamental espacio para la emotividad traspasando las líneas entre el método y el sentimiento, implicándose en esa fascinante labor que es enseñar baloncesto y encontrando inspiración en todo aquello que influye a los entrenadores. Jaume Ponsarnau lleva años contagiando a sus jugadores, a sus alumnos en los cursos, a los periodistas en las ruedas de prensa o al resto del colectivo de entrenadores en sus conversaciones, de esa normalidad convertida en virtud, en eficaz herramienta para que el mensaje llegue.
Hablamos del Curso Superior de Entrenadores y cuando le pido una definición medita su respuesta intentando vestir de palabras lo que confiesa son emociones profundas. “Una sala con doscientos entrenadores, entre alumnos, profesores, miembros de la organización del CES que se impregna de una atmósfera muy especial, indescriptible. Doscientos entrenadores, con ideas, realidades, procedencias diferentes pero con un nexo de unión que es el amor por el baloncesto. Para mí esto es el Curso Superior. Es respirar baloncesto en la clase, en los pasillos del hotel, en el comedor, en el autocar destino al pabellón… y así durante quince días ininterrumpidos”.
Así son las clases de Jaume Ponsarnau, especializado en el Bloque de Dirección pero más allá de fronteras temáticas, promotor desde su discurso de un manantial de emociones que consiguen convencer al alumnado de que para entrenar no basta con aprenderse los libros de táctica o el volumen de las cargas sino que es necesario sentir en las entrañas ese placer que significa transmitir baloncesto y contagiarlo a quienes se convierten en receptores. “Los entrenadores aprendemos cada día y lo hacemos especialmente de nuestros jugadores, del equipo técnico con el que trabajamos, de los rivales a los que estudiamos en el scouting, de los entrenadores rivales, de los partidos que vemos por la televisión. Los entrenadores debemos vivir siempre con la mente completamente abierta a recibir información, a procesarla, a analizar si algo de los recibido es aplicable a nuestro equipo para, a partir de ahí convertirnos en transmisores de ideas, de conocimientos. Por eso el Curso Superior se convierte en una oportunidad única en la vida para experimentar ese intercambio de ideas de la manera más intensa posible”.
Hablamos con Posnarnau en una semana en la que se ha conocido la noticia de la muerte de un maestro de maestros como es Dean Smith y el técnico catalán no pierde la ocasión de recordar su figura desde la filosofía fundamental de ayudar a los jugadores. “Más allá de los títulos, creo que ganó dos en treinta y siete años como entrenador en la NCAA, la figura de Dean Smith crece desde su obsesión por mejorar a los jugadores que entrenaba. Y pienso que eso es lo que nos mueve a la mayoría de entrenadores, entrenemos a cualquier equipo, de cualquier categoría o edad. El éxito siempre está en mejorar el rendimiento de los jugadores desde que empieza la temporada hasta que finaliza. Los resultados, fundamentales en baloncesto profesional, llegan como consecuencia de esa mejora”.
Y al hablar de mejora individual, al referirse al trabajo en el día a día de los entrenamientos para encontrar el beneficio en el partido Ponsarnau no duda en poner como ejemplo a uno de los valores jóvenes de nuestro baloncesto como es Dani Díaz, hoy por hoy, creciendo en el baloncesto de élite hasta convertirse en uno de los líderes en los rankings individuales. “Dani tiene muchas virtudes relacionadas con su talento y con sus capacidades físicas pero, por encima de todas ellas y como valor fundamental, tiene la gran virtud de la ética de trabajo”.