POR JOSÉ LUIS SÁEZ

Estos últimos días hemos vivido –y lo seguiremos viviendo hasta pasado mañana miércoles- las primeras ‘ventanas’ de la nueva configuración del calendario de competiciones internacionales. Aunque no es tan nueva, pues ya años atrás los pre Europeos formaron parte, con plena normalidad, de la temporada.

Los efectos positivos de esta recuperación de las Selecciones más allá de los meses de verano los hemos podido constatar ya en el primer partido de nuestras chicas, el sábado en Suecia: máxima expectación, un pabellón lleno de público en una localidad como Sodertajle, adecuado al nivel del partido, y el esfuerzo de federaciones como la FEB y televisiones estatales transmitiendo en directo.

En definitiva, una excelente herramienta para la promoción del baloncesto, y en este caso además de forma especial del baloncesto femenino.
Lo que vivimos en tierras suecas se vivirá también, estoy convencido, este miércoles en Zamora. Recibir en casa a la Selección es un evento excepcional, más aún en un partido oficial en el que está en juego una parte de un gran objetivo como es ahora el de disputar el próximo Europeo. Y es en gran medida, como se ha explicado ya desde el principio, uno de los objetivos de este recuperado proyecto: que se pueda disfrutar de la Selección propia –que como demuestran año a año los datos de audiencia mediática, son los máximos responsables del impacto social del baloncesto- propiciar la cercanía con la afición, acercar a los y las jóvenes los referentes del momento.

Habrá sido poco más de una semana, tras las cuales las competiciones nacionales se reanudarán también con total normalidad, sin que su paréntesis represente inconveniente alguno para su desarrollo.

Con todo ello sólo se puede mejorar y crecer. Y fomentar nuestro deporte en países emergentes, ampliar la base de la pirámide para hacerla cada vez un poco más alta.

Un objetivo que es y debería ser común y para el que se han recreado estas denominadas ‘ventanas’. Que representan una excelente oportunidad para la unión de todo el baloncesto europeo, más allá de los intereses particulares que han sido los que en las últimas décadas han impedido el crecimiento general.

Por eso tenemos que aprovecharlas. Porque son para todos.