REFLEXIONES U16M: Nueva lección de orgullo
8/30/2014 - 7:27 PM
“Lo importante no es como empieza un campeonato sino como termina”. Nunca antes había adquirido tanto sentido esta frase mil veces pronunciada por entrenadores y jugadores como tras el Bronce conseguido por la selección Española U16 Masculina en el Europeo de Letonia.
Miguel Panadés
La primera experiencia internacional en un campeonato oficial no pudo ser más enriquecedora para los jugadores de la Selección U16. En dos semanas vivieron la realidad de un deporte de alto nivel competitivo y que puede llevar las sensaciones por una montaña rusa obligando a todos los protagonistas, desde los más expertos en el cuerpo técnico a los jóvenes jugadores, a saber gestionar adecuadamente todo un amplio abanico de emociones. España empezó mal pero acabó la primera fase consiguiendo meterse por los pelos en los cruces teniendo eso sí como “castigo” el vérselas en cuartos contra una invicta Serbia, para todos el máximo favorito al oro. Y ahí, a cuarenta minutos, a un reto a vida o muerte consiguió la proeza de firmar el mejor partido ante el rival más difícil, de mostrar no sólo talento sino carácter competitivo, ambición máxima.
Los campeonatos internacionales condensan muchas sensaciones en muy pocos días y obligan a tener siempre la mente y el cuerpo preparado para afrontar el reto siguiente independientemente de cómo haya ido el anterior. No es aconsejable ni euforia ni desazón, no valen lamentaciones ni tampoco relajaciones. Estos chicos de dieciséis años viven unas presiones desconocidas hasta entonces y por lo tanto reciben una inyección de aprendizaje de valor incalculable para su futuro deportivo. Porque ahí conocen que no basta con ser bueno en tu generación, con tener un talento físico o técnico privilegiado. No, es necesario además oficio, valentía, capacidad para enfrentarte a cualquier situación límite sustituyendo la palabra miedo por reto.
Superada Serbia, España cayó frente al anfitrión en una dura semifinal que de pronto nos despertó del sueño por el oro. Pero para entonces nuestros jugadores cadetes se habían ya convertido en mucho más expertos, habían adquirido vivencias suficientes en muy pocos días como para hacerles madurar en un curso intensivo. Ya no había lágrimas, ni rostros desencajados sino expresiones de ambición por acabar el campeonato en el cajón de los triunfadores, recibiendo una medalla que aún siendo de bronce brillaría como si fuera de oro. Ganó a Turquía y ahí sí los abrazos se fundieron entre lágrimas de emoción por un éxito conseguido desde la humildad, el esfuerzo, el sufrimiento máximo.
España U16M consiguió cerrar otro brillante verano de nuestras selecciones de formación sumando una nueva medalla de orgullo. Otra más en esa demostración constante de ambición deportiva. Felicidades a todos porque todos sin excepción hicieron realidad en la pista ese objetivo marcado desde la dirección deportiva de la Federación Española y que Ángel Palmi resume en el verbo COMPETIR.