MIGUEL PANADÉS / AREA DE COMUNICACIÓN FEB
VENTAJA RUSA EN EL PRIMER CUARTO (13-17)
Ambas selecciones saltaron al parquet con el cuchillo entre los dientes, con el convencimiento de que el camino hacia la final se dibujaba desde la defensa, desde el trabajo colectivo en cada acción, desde la intensidad y consistencia. La igualdad inicial, con Salvadores y Flores como principales referentes del grupo de Evaristo Pérez y la réplica eficaz de Levchenko y Kolosovskaya por las rusas, llevó al luminoso un incierto 13-17 en contra.
REACCIÓN ESPAÑOLA (32-28)
Quevedo se sumó a la aportación ofensiva y a la eficacia reboteadora y con ella Flores y poco a poco gracias a la insistencia en el trabajo y el dominio bajo los aros el marcador fue dando la vuelta tomando España unas primeras ventajas que la llevaron al descanso 4 puntos arriba tras un parcial claramente favorable de 19-11 que mostraba tanto la mejora en ataque como la eficacia destruyendo el ataque del rival. 32-28 al descanso.
INERCIA FAVORABLE (44-39)
Seriedad, consistencia, concentración máxima en la reanudación y un marcador ilusionante. España estaba firmando los mejores minutos de un campeonato que, salvo la primera exhibición ante Croacia, se había vivido entre la duda. Pero no, la imagen de España en el segundo y tercer cuarto respondía a ese carácter ganador y descarado que las ha llevado a subir a lo más alto de los podios en los últimos años. 44-39.
COLAPSO EN EL ÚLTIMO CUARTO (59-65)
Salvadores lideraba en ataque y Quevedo se hacía fuerte en la lucha por los rebotes y encontraba una inesperada socia en Flores. Pero faltaba producción ofensiva y poco a poco Rusia reducía unas diferencias que llegaron a ser favorables a España por siete puntos pero que desaparecían por culpa de irrupción de Sema, la pivot que se hacía todavía más grande en la pintura. El marcador se empataba a 49 a falta a 3,49. 50-50 a 2,28… Levchenko anotaba, Sama taponaba, España vivía un último cuarto colapsada en ataque fallando siete triples consecutivos. Sin puntos (6 en el último cuarto) parecía imposible la victoria y Rusia, al ponerse por delante, se sentía segura ante el reto final.