MIGUEL PANADÉS / ÁREA DE COMUNICACIÓN FEB
Fuera porque unas andaban con contenidos deseos de iniciar el campeonato o porque otras llegaban con todavía las sensaciones competitivas al cien por cien, lo cierto es que España pasó por encima de la selección croata dejando unas diferencias en el marcador exageradas teniendo en cuenta el nivel del adversario.
PRIMER CUARTO, PRIMER CICLÓN (21-7)
Tras primeros minutos de tanteo, de toma de contacto con el campeonato, (5-6) España empezó a defender con eficacia y a atacar con la fluidez necesaria para emprender rumbo a una victoria aplastante. Iho López bajo los aros, Laia Flores en la dirección, Ángela Salvadores en la continua amenaza reducían al mínimo el ataque y la defensa rival en una impresionante demostración de superioridad. Al final del primer cuarto el 21-7 del marcador dejaba claro lo sucedido en esos primeros diez minutos.
ZONA INÚTIL DEL RIVAL (43-23)
Desde el banquillo croata se intentó cambiar el ritmo del partido cambiando defensas pero la zona rival fue atacada con la paciencia necesaria por nuestras jugadoras, buscando siempre un pase más, un acto de generosidad permanente hasta encontrar el mejor tiro. Y ese tiro, ya fuera cera o lejos llegaba con el tiempo necesario para ser eficaz. Evaristo fue dando entrada progresiva a jugadoras más frescas físicamente para conseguir llegar al descanso con veinte puntos de diferencias (43-23) y la sensación de que lo más difícil, es decir, arrancar en un campeonato, estaba hecho.
DESCOMUNAL EXHIBICIÓN EN LA SEGUNDA PARTE (70-29)
Inconmensurable España en la reanudación ante una Croacia vencida desde el descanso. La ambición de unas contrastando con la desolación del rival. España imprimiendo un ritmo descomunal, inaccesible para Croacia o para cualquiera que durante esos minutos se hubiese puesto delante de ese tsunami devastador. Las diferencias se multiplicaban y esos veinte puntos que parecían muchos al descanso pasaban a ser 41 al final del tercer cuarto (70-29).
MÁS TODAVÍA, MÁS (102-35)
Pensaría Evaristo que más valdría guardar algo para más adelante pero nadie era capaz de frenar la avalancha de baloncesto de nuestra selección, ni tan siquiera cambiando jugadoras porque toda la que pisaba el parquet lo hacía con una ambición ilimitada y porque cada defensa parecía ser la más importante del campeonato. Brutal, insaciable, España se iba a diferencias de cincuenta, sesenta y hasta setenta puntos contradiciendo los pronósticos de igualdad de nuestro seleccionador. Al final, 102-35…