XAVI OLTRA/DPTO DE COMUNICACIÓN FEB

Tras jugar siete temporadas en la Liga EBA recaló en la última de ellas en Marín, donde inició su proceso de transformación a los banquillos. Llorente ha tenido un inicio más que ilusionante en Pontevedra, con el subcampeonato de España cadete hace tres años. Bajo la sombra de Quino Salvo aprendió las artes del oficio para tomar el mando hace dos temporadas del primer equipo, en una categoría que ya conocía a la perfección. La irrupción en la Adecco Plata al mando de Marín y con veteranos ilustres ha sido el mejor escenario posible para afianzar su trayectoria y marcar el camino de una carrera muy ilusionante y prometedora.
 
APUESTA CLARA POR LA VELOCIDAD
“Me gusta un juego alegre y vistoso. Pero la base está en la defensa. Tienes que ser sólido atrás para poder correr, hacer contraataques y jugar con muchas posesiones. Una defensa agresiva para salir a correr y jugar un partido a muchos puntos y muchos tiros. Intento con lo que tenemos que el equipo juegue lo más alegre posible”

ADMIRACIÓN POR LA ADECCO PLATA
“Me ha sorprendido mucho. Tenía otra impresión. Creíamos que el salto no sería tan grande. Tienes que competir todos los días y tienes que estar bien. Si no estás al cien por cien te sacan de la pista. Es muy diferente respecto a la Liga EBA”

UN MÉTODO QUE FUNCIONA
“La Federación Española hace un trabajo buenísimo. Tuve la suerte de vivir de cerca la manera de funcionar de la Federación en una concentración con la U18 y es muy buena. Está demostrado que el Método FEB es bueno y funciona. El entrenador español, desde abajo hasta arriba, tiene mucho nivel. Los jugadores mejoran en los campeonatos y las medallas es mérito de todos los entrenadores que están en los clubs. El nivel de los seleccionadores es muy alto y los jugadores están muy bien trabajados”

Creo que en su familia ya desde niño se vivía el baloncesto con pasión…
Nosotros vivíamos en Mansilla Mayor, un pueblo a 14 kilómetros de León. De niño lógicamente tuve la influencia de mi hermano, Pepe Llorente. Él actualmente entrena el infantil del UCAM Murcia y la selección infantil de Murcia, pero empezó como jugador entrando en las selecciones españolas en categorías inferiores, con la generación del 82. Rafa Martínez, Albert Miralles, Guillem Rubio, Fran Vázquez… Ganó una Plata en Lituania con la sub21. Yo jugaba a fútbol, pero rápidamente con esa influencia me pasé al baloncesto. Empecé con 11 años en los Maristas Champagnat, en León, en alevines. Al año siguiente el Colegio Leonés me ofreció a mí y a mis dos hermanos, el mayor y el pequeño, ir allí a jugar y a estudiar. El pequeño también estuvo en preselección española. Allí teníamos la oportunidad de compaginar el baloncesto con los estudios, desde Primaria hasta COU.

Y su carrera como jugador apuntaba alto…
Llegué a ir a un preeuropeo con la U16 a Chipre. Estuve en el Colegio Leonés jugando hasta júnior. Luego pasé al EBA del León, el vinculado del equipo de Adecco Oro. Alejandro Vaquera me entrenó durante dos años. En aquella época el equipo de Oro lo llevaba Quino Salvo y luego Ángel Jareño. Con él incluso llegué a debutar en Oro. Con 20 años me fui a Palma, al Bahía San Agustín, en aquel momento vinculado del Alcudia Aracena de Oro. Por la lesión de Xavi Ventura también tuve la oportunidad de estar casi todo el año con el primer equipo de Adecco Oro. También jugué en el Inelga de EBA bajo las órdenes de Tito Díaz. Ahí tuve mi primera lesión de rodilla. Al año siguiente tuve la segunda, jugando en el Oviedo. Me volví a recuperar y fui a Marín. Con 24 años tuve una tercera lesión en la misma rodilla. Ahí no me rompí, pero fue un sustillo lo suficientemente grande como para decidir ya dejarlo, ya que vi que algo no iba bien.

¿Cómo vivió la peor cara del deporte con la lesión que le obligó a retirarse?
La verdad es que fue un palo duro. Sobre todo por el tiempo y la recuperación. Había que tener mucha paciencia y muchas horas con el fisio. Fue duro sobre todo la segunda vez. Me encontraba bien y recaer después de siete meses de baja y recuperación…

¿Cómo fue su proceso de reciclaje a los banquillos?
A mí el baloncesto me encantaba desde pequeño. Como jugador ya no podía seguir. Y quería seguir vinculado al baloncesto. No sabía al principio si me iba a gustar o no entrenar. Sólo había entrenado un par de meses en escuela, con benjamines, cuando estuve en León recuperándome de la tercera recaída. Marín me dio la oportunidad de ser segundo de Yago Casal en el primer equipo y preparador físico, además de llevar un alevín. Confiaron en mí y lo agradeceré siempre. El haber estudiado INEF también me ayudó a aprovechar la oportunidad. Además, muchos jugadores eran ex compañeros míos, por lo que fue muy cómodo para mí. Seguí vinculado con el baloncesto y además ejerciendo mi futura profesión.

¿Cómo vivió sus primeros pasos como ayudante de un equipo sénior?
Con Yago fue mi primera experiencia. Para él también, ya que era la primera vez que cogía un equipo importante de primero. Éramos los dos muy nuevos en esa época. Él tenía más experiencia y lógicamente más responsabilidad. Fue duro en cuanto a resultados. Fue del año que más me sirvió para aprender a llevar un equipo y gestionar un grupo… el juego. Siempre he dicho que se aprende más cuando las cosas no van bien. Se aprende más con las derrotas que con las victorias. De jugador había tenido mucha suerte porque había jugado campeonatos de España, con jugadores muy buenos, fases de ascenso… casi siempre ganábamos. De pronto viví una cosa diferente. Y como entrenador, que no tiene nada que ver. Lo que más me costó al principio fue ver que ya no era jugador. Siendo entrenador el trabajo es mayor y te comes más la cabeza pensando en qué puedes mejorar al equipo, cómo los jugadores pueden creer en ti y en lo que estás haciendo…

¿Con qué se queda de su experiencia como segundo de Quino Salvo?
A Quino ya lo conocía de mi etapa como jugador. Es una persona increíble de la que aprendí mucho. Lo pasé muy bien y le tengo un cariño enorme. Su mejor virtud y lo que más le caracteriza es a nivel de llevar el grupo y dirección de partido. Es una pasada. Todos los jugadores iban a muerte con él. Y los resultados eran buenísimos. Era muy psicólogo y yo lo admiraba mucho. Tenía a todo el mundo contento y creían en él. A mí me gustaba su baloncesto. Un juego rápido, divertido y fresco para el espectador. Sobre todo en un sitio como Marín, sin gran tradición. Era ideal para enganchar a la gente.
 
 Su primer éxito lo logra con un subcampeonato de España llevando un cadete…
Había llevado dos años antes el júnior, con el que fuimos por primera vez campeones de Galicia. Allí llevé a Jon Ander Aramburu, ahora en el Fuenlabrada. Tuve mucha suerte con los grupos que entrené. Era mi primera experiencia como primero y con un equipo de élite. Y fue una buena experiencia. Al principio lo tomé con un poco de respeto. Llevaba sólo un año entrenando. Me ayudó mucho Quino, que estaba en el primer equipo. Me enseñó cómo llevar al equipo. Los jugadores trabajaron muy bien y me ayudó a coger confianza. Sobre todo llevando el cadete después. Tenía a cinco jugadores de un nivel altísimo y todo fue muy fácil. Ellos doblaban con el júnior, que lo entrenaba Alberto Abalde. El mérito del subcampeonato de España fue totalmente compartido con él, a cincuenta por ciento. Marín es un club muy familiar.

Siendo tan joven, ¿tuvo al principio problemas de autoridad para imponerse a los jugadores?
Me considero de la escuela de Quino en cuanto a dialogar con el jugador. Muchos jugadores que he llevado, antes he compartido vestuario con ellos o he sido el segundo entrenador. Eso tiene sus ventajas e inconvenientes. Hay más confianza porque me conocen bien. No tienes que ser más autoritario. No hace falta imponer. Pero también a veces pueden surgir situaciones complicadas.  

¿Cómo fue su aterrizaje en la Liga EBA ya como primer entrenador?
Entrenar en EBA fue todo un reto. Suponía llevar un senior y eso me daba mucho respeto. Me daba miedo que todos entendieran cuál era el trabajo de cada uno. Y que no hubiera malos entendidos. No hubo problemas e hicieron un año muy bueno. Jugamos una fase de ascenso complicada, con Canoe y Sabadell. Tuvimos lesiones… pero fue bien y lo pasamos bien. Aprendimos muchísimos unos de otros.  

¿Qué opina sobre una categoría que tan bien conoce?
Tenía una ventaja. Llevaba muchos años jugando en la Liga. Conoces mucho a la gente, a nivel de ‘scouting’… Además tenía un grupo ya hecho. Me resultó fácil a la hora de afrontarlo. En la EBA el año pasado había mucha diferencia entre los tres de arriba y el resto. Hay días en los que no se compite igual y eso es un problema. Por lo menos en el grupo nuestro, el A-B. A veces faltaba exigencia. Pero me sirvió mucho todo el año… la temporada es larga, hay lesiones y pasan muchas cosas. Nos hizo crecer mucho y con la llegada de Lucho Fernández tuvimos un salto de calidad.

¿Cómo le gusta que jueguen sus equipos?
Depende del equipo que tengas. Normalmente no tienes los jugadores que te gustaría por un tema económico. A mí me gusta un juego alegre y vistoso. Pero la base está en la defensa. Tienes que ser sólido atrás para poder correr, hacer contraataques y jugar con muchas posesiones. Una defensa agresiva para salir a correr y jugar un partido a muchos puntos y muchos tiros. Cuando jugaba de base lo intentaba hacer así. A los jugadores que optamos y los que tenemos por aquí (Marín), quizás no tienen las características para jugar así. Intento con lo que tenemos que el equipo juegue lo más alegre posible. Creo que en este sentido en los últimos partidos, en Marín han disfrutado.

¿Qué equipo o técnico en la actualidad le gusta más?
El Real Madrid de ahora le gusta a todo el mundo. Yo como entrenador y desde la lejanía, me gusta mucho Pedro Martínez. Creo que está haciendo unas temporadas espectaculares. Me gusta la manera de jugar de sus equipos y cómo lleva el partido. Me considero afortunado al haber podido aprender de primera mano de técnicos como Quino Salvo, Tito Díaz, Ángel Jareño… son entrenadores con estilos diferentes. Cada uno tiene sus virtudes y a mí me ha servido para ver el baloncesto desde diferentes puntos de vista.

Tras su primer año, ¿qué opinión le merece la Adecco Plata?
Me ha sorprendido mucho. Tenía otra impresión. Creíamos que el salto no sería tan grande. Tienes que competir todos los días y tienes que estar bien. Si no estás al cien por cien te sacan de la pista. Es muy diferente respecto a la Liga EBA.

¿Cómo valora la primera temporada de Marín Peixegalego en la categoría?
Creo que nuestro objetivo era la permanencia. Comenzamos muy bien en el arranque. La primera vuelta fue sorprendente. Me queda algo de mal sabor de boca de la segunda, pero en líneas generales la temporada ha sido buena. A nivel de entrenador he aprendido muchísimo. Hay que ser cada semana competitivo. Hemos competido en casi todos los partidos y ese era el objetivo, aunque podíamos haberlo hecho un poco mejor.

¿Cuáles cree que son las claves del éxito de las selecciones españolas?
La Federación Española hace un trabajo buenísimo. Tuve la suerte de vivir de cerca la manera de funcionar de la Federación en una concentración con la U18 y es muy buena. Está demostrado que el Método FEB es bueno y funciona. El entrenador español, desde abajo hasta arriba, tiene mucho nivel. Los jugadores mejoran en los campeonatos y las medallas es mérito de todos los entrenadores que están en los clubs. El nivel de los seleccionadores es muy alto y los jugadores están muy bien trabajados.

Currículum de Javier Llorente:
Temporada  08/09  Marín Peixegalego (EBA), ayudante y preparador físico
09/10  Marín Peixegalego (EBA y júnior), ayudante
10/11  Marín Peixegalego (EBA y sénior), ayudante
11/12  Marín Peixegalego (cadete)
12/13  Marín Peixegalego (EBA) y ayudante U18 española
13/14  Marín Peixegalego (Adecco Plata y júnior)