PABLO ROMERO / ÁREA DE COMUNICACIÓN FEB

Probablemente esta no será la primera ocasión en la que tengan la oportunidad de leer unas palabras sobre un jugador del que, a buen seguro, seguirán leyendo aún mucho más durante los próximos años. Y es que, con apenas 25 años, este escolta catalán lleva ya cerca de una década dando guerra en esto del baloncesto profesional, un trabajo con el que soñó desde pequeño en las pistas del Hospitalet del Llobregat y en el que se asienta tras años de sacrificio.

Un camino que no ha sido ni mucho menos sencillo y en el que nos adentramos a través de una charla en profundidad con la que tratar de conocer un poco más los designios que han regido el ir y venir de un jugador acostumbrado a plantarle cara a la adversidad ya que, lejos de darse por vencido, Álex Llorca ha convertido cada revés en una oportunidad con la que dar un nuevo paso al frente.

Durante su cuarta campaña consecutiva en la Adecco Oro, protagoniza cada fin de semana un nuevo acto de fe defendiendo la camiseta de un Ribeira Sacra Breogán con el que sigue soñando con la posibilidad de regresar a una Liga Endesa con la que coqueteó en las filas del Básquet Manresa y que mira ya de reojo a las evoluciones de uno de sus pupilos más aplicados. Así es el futuro ACB, Álex Llorca…

Una “mentira” con la complicidad de Trosky:

La historia de Álex Llorca en el mundo del baloncesto comienza en torno al año 1993 en la localidad catalana de Hospitalet de Llobregat. Por aquel entonces, resultaba frecuente ver por sus calles a un niño de pelo corto y unos pocos años de edad al que siempre acompañaba un balón de baloncesto.

Lo que en un principio podía parecer una distracción para ese pequeño que se iniciaba en su etapa escolar pasó a convertirse muy pronto en una gran pasión que le llevó a realizar alguna que otra diablura de la que quizá su madre, Mari Carmen Castillo, no tuviera constancia hasta la confesión  -en este artículo- de algún que otro “delito” ya prescrito: “Todo comenzó con 4-5 años en el Centre Catòlic, allí descubrí el baloncesto y desde el primer día comencé a hacer pequeñas locuras para poder jugar en cualquier lugar y en cualquier momento. Una de las más habituales era el decirle a mi madre que iba a pasear a nuestro perro Trosky cuando lo que hacía en realidad era llevarlo hasta una pequeña pista donde lo ataba a la pata de un banco mientras yo aprovechaba para lanzar unos tiros a canasta”.

De este modo, el balón pasó a convertirse en una extremidad más de su cuerpo acompañándolo tanto en su día a día como en unas noches en las que juntos soñaban con poder llegar algún día a compartir experiencias en el baloncesto profesional: “Me lo llevaba a todas partes ya fuera de compras con mis padres por las calles de Hospitalet o a comidas familiares… e incluso los días de partido me iba al pabellón dos horas antes que mis compañeros para hacer cientos de tiros antes de jugar el partido. Aprovechaba hasta el último minuto para poder prácticas y tratar de mejorar dentro de las posibilidades de un niño de esas edad”.

Toda una vida trabajando contra la adversidad

Los deseos de aquel joven pegado a un balón no tardaron en hacerse realidad y, apenas unos años después, en la primavera del año 2009, llegaba el momento más esperado. Sobre la cancha del Nou Congost, el Ricoh Manresa peleaba por poder arrebatarle el triunfo a un FC Barcelona ante el que había forzado su cuarta prórroga. Con problemas de faltas en todas sus líneas el técnico, Jaume Ponsarnau, se giró encontrando la solución a sus problemas al fondo del banquillo en un Álex Llorca al que señaló con su dedo.

Salto fugaz, chándal fuera y mirada a la mesa para solicitar su primer recambio en la ACB, aquel que le iba a llevar a enfrentarse al equipo de sus amores en una noche épica: “Fue un día del que guardo recuerdo muy especial… Después de un año de mucho trabajo con una gran plantilla con jugadores como Bulfoni, Montañez, Grimau o Ibaka me daban la posibilidad de debutar contra el equipo en el que me había formado. Durante la cuarta prórroga Jaume me llamó así que salté pitando del banquillo para entrar rápido a la pista. En un principio entré muy nervioso en pista ya que iba a tener cierta responsabilidad en un partido con mucho en juego pero los nervios comenzaron a pasarse cuando me di cuenta de que estaba defendiendo a un buen nivel a un jugador como Lakovic llegando a coger incluso un rebote ofensivo muy importante para asegurar el triunfo”.

De este modo, Lloca realizaba su particular “ajuste de cuentas” con un equipo del que llegó a vestir su camiseta durante su etapa de formación (infantil y cadete) recibiendo uno de los palos más duros de su carrera, aquel que le obligó a levantarse por primera vez a la búsqueda de nuevas oportunidades: “Llegué al FC Barcelona con mucha ilusión y sabiendo que tenía una gran oportunidad en un club grande plagado de buenos jugadores. Allí aprendí mucho jugando campeonatos de España y torneos internacionales pero un día, prácticamente sin esperarlo, esa puerta se cerró… En una reunión con mis padres los responsables de la cantera les comunicaron que no tenía sitio en el equipo y que debía buscar mi futuro profesional lejos del club”.

Lejos de arrojar la toalla, el adolescente rechazado por el club blaugrana tiró de madurez para poder empezar de cero en el vestuario del CB L´Hospitalet. En sus filas, donde compartió protagonismo con el recién llegado Serge Ibaka, Llorca demostró su talento en la que fue su primera “venganza” ante el conjunto blaugrana. En la final del Campeonato Junior de Cataluña sorprendió a los blaugranas con más de 40 tantos de valoración arrebatándo el triunfo a aquel equipo en el que se exhibían jugadores como Rabaseda o Mamadou Samb y que, unos meses antes, había decidido prescindir de sus servicios.

Y todo ello en un año en el que la historia de Álex Llorca comenzaba a escribirse de nuevo : “La salida del FC Barcelona fue un momento muy duro en el que parecía que todo se acababa para mí pero con el tiempo llegas a alegrarte de aquello ya que me ayudó a darme cuenta de que aquel paso atrás llegando al L´Hospitalet no fue más que una gran motivación para mí a la hora de demostrar que podía ser mejor jugador cada día”.

Una motivación asociada desde entonces a su día a día y grabada a fuego en un tatuaje en su espalda en el que puede leerse en inglés la frase “aprovecha tus oportunidades”. Tal y como explicaba su protagonista en un reportaje anterior, toda una declaración de intenciones para superar momentos tan duros como la salida de Manresa tras casi tres temporadas en ACB: “La historia vivida en el FC Barcelona parecía repetirse con mi salida de Manresa donde se me vino de nuevo el mundo abajo al ver que no podía continuar en la rueda de la ACB. Esta situación me llevó a asimilar una nueva lección ya que siempre me he considerado un jugador al que nunca le han regalado nada. Desde el principio se me asoció un rol defensivo y de pocos minutos por lo que, con mi regreso a la Adecco Oro tuve que empeñarme en demostrar que podía ser mucho más que eso a base de trabajo”. 

En Lugo, llegó la madurez y… ¿la ACB?:

Con su llegada a Tarragona comenzó la particular reconquista de un escolta que comprendió entonces de la mano de su agente, Germán González, cómo el trabajo estival puede dar sus mejores frutos a la hora de crecer como jugador.

Ganándole minutos al reloj de la pretemporada durante sus últimos años en la Adecco Oro, Llorca recorre cada verano las primeras baldosas de un camino plagado de buenos momentos: “El dar un paso atrás con mi salida de la ACB me ha ayudado a ser mejor jugador y mejor persona gracias a una competición tan exigente como la Adecco Oro en la que tienes la oportunidad de demostrar si estás realmente preparado para dar el salto definitivo a la Liga Endesa. Tras el ascenso en Alicante dos años atrás y una temporada muy buena a nivel individual y colectivo en Lleida de la mano de todo un maestro como Joaquín Prado, este año me estoy encontrando muy bien dentro de un equipo que me da la oportunidad de sentirme importante asumiendo responsabilidades”.

Toda una gran oportunidad en las filas de un histórico que Llorca no está desaprovechando en un plano personal en el que suma ya un MVP y seis presencias en el quinteto ideal de la jornada en apenas 12 encuentros.

Unos números que dedica cada semana a su abuelo, Antonio Castillo, con quien es ya toda una tradición el poder conversar unos minutos antes de cada partido buscando la confianza y complicidad de una persona que vibra de una manera especial viendo a su nieto aporrear semanalmente las puertas de una Liga Endesa que mira ya de reojo las evoluciones de uno de sus pupilos: “Lo cierto es que está siendo un muy buen comienzo de liga en el que me he sentido muy cómodo dentro de los esquemas de Lisardo. Mucha gente me habla ya de que este tiene que ser el año definitivo pero para mí estas palabras no son más que un pequeño halago con el que entender que las cosas marchan por el camino deseado ya que, personalmente, afronto cada temporada con la máxima ambición posible tratando de demostrar que puedo ser cada día mejor jugador. Sólo el tiempo dirá si con el paso de los meses puedo llegar a ser un jugador ACB con este Ribeira Sacra pero de lo que nadie puede tener ninguna duda es de que voy a dejar todo sobre la pista para conseguirlo”.

Un camino que quiere recorrer de la mano de su nuevo equipo en una campaña en la que ha contagiado al vestuario con la ambición personal de un jugador llamado a formar parte del futuro del baloncesto nacional: “Nos tenemos que sentir muy orgullosos de los que estamos porque estamos sacando el trabajo con un 10 en una temporada en la que las dificultades se han ido sucediendo. Desde comienzos de temporada, el vestuario tiene la ambición y el objetivo de luchar por las metas más altas y eso ahora, después de 8 victorias, se traduce en que vamos a tratar de clasificarnos para la disputa de la Copa Príncipe como guinda a una buena primera vuelta antes de afrontar el gran reto del ascenso”.

Y todo ello en un año en el que la presencia en Lugo de Laura, su pareja y fan más incondicional, le ha ayudado incluso a la hora de dar un salto de madurez personal reconocido por las gradas de un Pazo para el que es ya toda una estrella mediática: “Durante toda mi carrera he tenido un buen feeling con las gradas. Creo que todo viene porque soy un jugador que vive y siente mucho los partidos dejándolo todo sobre la cancha y eso a las aficiones les gusta ya que les transmite que compartes su sentimiento por la camiseta que estás defendiendo. Tanto en Alicante como en Lleida pude disfrutar de dos aficiones que vivían el baloncesto de una manera especial pero lo que me he encontrado en Lugo con el Pazo tiene una magia propia que te ayuda a entender el peso histórico del club en el baloncesto nacional. Con ellos apoyando al equipo todo resulta más sencillo en un año en el que esperamos que esa suma de todos nos lleve lo más lejos posible…”.

Trayectoria deportiva - Álex Llorca:

Categoría inferiores C.C. Hospitalet y CB Cornellá
2003/05: FC Barcelona (Cadete)
2005/07: CB L´Hospitalet (Junior)
2007/08: CB L´Hospitalet (Adecco Oro) 
2008/09: CB Vic (Adecco Oro) 
2008/11: Básquet Manresa (Liga Endesa)
2011/12: CB Tarragona 2017 (Adecco Oro)
2012/13: Lucentum Alicante (Adecco Oro)
2013/14: Força Lleida (Adecco Oro)
2014/15: Ribeira Sacra Breogán (Adecco Oro)
 

Trayectoria internacional - Álex Llorca:

2008: Medalla de Bronce - Europeo U20 Riga (Letonia)
2009: Medalla de Bronce - Europeo U20 Rodas (Grecia)