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Montse Gilabert: Lecciones de base en Liga Femenina 2
11/25/2014 - 10:53 AM
Su última exhibición durante el partido en el que Portomar Cortegada ganó en la pista del Celta Selmark dejó clara la importancia de la figura del “director de juego” en el baloncesto. Montse Gilabert, desde la experiencia, sigue dando lecciones de base.
MIGUEL PANADÉS / ÁREA DE COMUNICACIÓN FEB
Esa generación del 80, tan relevante para nuestro baloncesto, nos sigue deparando alegrías, nos sigue convenciendo que algo mágico debió suceder para que tantos y tantas jugadoras nacidas ese año alcanzasen un alto nivel. Destacan en la NBA, en Liga Endesa, en Liga Femenina y también en esa Liga Femenina 2 que fusiona generaciones y que permite a las más jóvenes recibir lecciones de compañeras o rivales más expertas. Esta vez nos ha llamado la atención la actuación de Gilabert (20 puntos en 37 minutos), una base de toda la vida, una directora de juego ejemplar que tiene una dilatada carrera de como jugadora de baloncesto anteponiendo la pasión por nuestro deporte a todas las adversidades encontradas. Porque esta barcelonesa salida de la cantera del Universitari, que luego siguió en el Santa Rosa de Lima vio como se truncaba cruelmente su irrupción en la élite del baloncesto con dos gravísimas lesiones en las rodillas. “Recuerdo cuando tenía veinte años y en la primera jornada de la liga me rompí la rodilla, una triada, y estuve once meses de baja. Luego reaparecí y a los seis meses me rompí la otra rodilla aunque esa vez fueron “sólo” seis meses fuera de las pistas…” y aunque hablamos de catorce años atrás ese testimonio duele en la memoria pero también enseña que una lesión puede romper una rodilla pero no un sueño. “Mi ilusión era jugar a baloncesto y trabajé para conseguirlo. Me gustaba demasiado como para plantearme dejarlo y bueno, poco a poco, volví a las pistas, recibí nuevas oportunidades en Liga Femenina, en Liga Femenina 2 y hasta hoy… aquí estoy”.
Universitari, Santa Rosa de Lima, Cortegada, Sedis, Arxil… y vuelta a Cortegada donde cumple, aunque en dos etapas, su novena temporada estando implicada en labores formativas en el club entrenando equipos de cantera y transmitiendo esa experiencia y calidad a las jugadoras más jóvenes. Esta catalana con un ya marcado acento gallego siente el baloncesto y lo siente tanto que continua disfrutando al máximo jugando y en el día a día. “Es un momento muy bonito porque me gusta entrenar junto a jugadoras muy jóvenes a las que en algunos casos entrenaba yo misma cuando eran infantiles y ahora las veo como mejoran y como empiezan a destacar en seniors. Así es la Liga Femenina 2 donde te encuentras equipos con jugadoras jovencísimas y donde las más veteranas tenemos también la oportunidad de seguir compitiendo”.
Cortegada vive un momento delicado por la cantidad de lesiones en los inicios de temporada lo que lleva a comprobar como en el partido ante el Celta estuvieron en pista sólo siete jugadoras… algo con lo que ironiza Montse. “Hace unos cuantos años hubiese estado encantada de jugar 37 minutos pero ahora la verdad es que me encantaría tener algún descansito más en los partidos. Pero bueno, las circunstancias son las que son y nuestro equipo, tal como está ahora y aunque suene a tópico, debe ir partido a partido sin pensar mucho más allá”.
LA EMPATÍA DEL BASE
Hablar con una jugadora como Monste Gilabert que lleva toda la vida ejerciendo ese oficio diferencial entre los jugadores de baloncesto como es el de base, se convierte en una buena oportunidad para intentar sacarle algún consejo tanto para entrenadores de formación como para jugadores y jugadoras que destacan ya en esa labor. “Creo que el base debe tener buena empatía con las compañeras, debe saber a veces restar sus opciones individuales para sumar en beneficio del equipo. Hay que trabajar siempre la calidad de la jugadora, la capacidad para dominar el juego, para amenazar con el tiro pero una vez hemos preparado a esa futura base debemos transmitirle la importancia de tener la capacidad para hacer jugar al equipo, para entender el juego”.