CARMELO GUTIÉRREZ / ÁREA DE COMUNICACIÓN FEB

El pasado 25 de junio se abría una nueva etapa en la trayectoria de José Manuel Calderón en la NBA. Ese día, el base extremeño se veía involucrado en un traspaso que le ‘enviaba’ a los New York Knicks sin haberse llegado a cumplir un año de estancia en Dallas, franquicia con la que firmó un contrato de cuatro temporadas en el verano de 2013.

Con los Mavericks, Calderón volvió a disputar los playoffs de la NBA, donde su equipo cayó en primera ronda frente al campeón, San Antonio. El extremeño alternó las posiciones de base y escolta, firmando 11.4 puntos y 4.7 asistencias y logrando la media más baja de su carrera en pérdidas de balón.

Ahora, Calderón se convertirá en el segundo español en vestir la mítica camiseta de los Knicks después de los meses que allí estuvo Sergio Rodríguez antes de volverse a Europa. La diferencia entre ambas situaciones es que el extremeño cuenta con prácticamente todas las papeletas para convertirse en el base titular en lo que se presenta como un apasionante reto en la trayectoria del español.

Y es que los Knicks y el Madison Square Garden van inevitablemente asociados a los momentos más míticos de la NBA. Pero de la historia no se vive y más de 40 años sin lograr un título son demasiados para la franquicia de la Gran Manzana, que ha puesto ‘patas arriba’ su proyecto tras una mediocre temporada que les llevó fuera de los playoffs.

La primera gran operación y, la más sonada, se produjo cuando quedaba un mes para terminar la liga regular. Phil Jackson, once veces ganador del anillo NBA como entrenador, se convertía en el nuevo Presidente de Operaciones de los New York Knicks, en un golpe de efecto ante los rumores que apuntaban sobre su vuelta a Los Ángeles Lakers.

El siguiente movimiento también llegó fuera de las canchas. Tras 18 temporadas en activo y más de 1.500 partidos, Derek Fisher se convertía en el nuevo entrenador de los Knicks en lo que suponía un salto directo de la pista a la banda de un referente como jugador en la NBA.

Con estas dos grandes operaciones cerradas, llegaron los movimientos de jugadores. El primero fue el de José Manuel Calderón. Y ya en julio, se anunció la multimillonaria renovación de la gran estrella del equipo, Carmelo Anthony: cinco temporadas y 124 millones de dólares. El alero será el pilar sobre el que Jackson y Fisher edifiquen su proyecto de equipo.

Anthony y Calderón formarán el juego exterior junto al impredecible J.R. Smith, que se encuentra más cómodo saliendo desde el banquillo. Por ello, el puesto de escolta titular podría recaer en Tim Hardaway Jr. O en Iman Shumpert. El puesto de segundo director de juego tiene el nombre de Pablo Prigioni, con el que Calderón volverá a coincidir tras sus años juntos en Vitoria.

En el juego interior, los Knicks, que mandaron a Tyson Chandler a Dallas, se encuentran con Amare Stoudemire y el último año de su gran contrato (23 millones). No sería raro verle traspasado antes de que acabe el curso a alguna franquicia que busque espacio salarial. O simplemente dejar finalizar la relación para que New York llegue al próximo verano con mucho margen de maniobra.

Junto al ala-pívot, estará Andrea Bargnani, que también finaliza contrato. Italiano de mucha calidad, pero que siempre deja la sensación de que podría rendir mucho más alto. Además, en el ‘roster’ aparecen dos jugadores defensivos como Jason Smith y Samuel Dalembert.

Posiblemente, esta primera temporada del proyecto Jackson-Fisher busque devolver a los Knicks a los playoffs para, posteriormente, ir incorporando jugadores de calidad y construir un equipo campeón. Y a ese proyecto aparece ligado el nombre de José Manuel Calderón en una nueva apasionante aventura en la Gran Manzana.