La lesión de Kevin Durant (que no jugará hasta el mes de diciembre) ha cambiado el panorama de Oklahoma, una franquicia acostumbrada a pelear en los puestos más nobles del Oeste. Pero esta desgraciada noticia supone una oportunidad para que Serge Ibaka, en constante progresión temporada a temporada, asuma mayor protagonismo.
CARMELO GUTIÉRREZ / ÁREA DE COMUNICACIÓN FEB
La planificación de la temporada en Oklahoma sufrió un fuerte cambio de rumbo hace escasos días cuando se conoció la lesión en el pie derecho de Kevin Durant. La estrella de los Thunder estará fuera de las pistas durante un periodo aproximado de seis a ocho semanas. Este percance supone un grave contratiempo para Oklahoma, pero también supone una oportunidad para que Serge Ibaka, uno delos pilares del equipo dirigido por Scott Brooks, asuma un mayor protagonismo ofensivo y mantenga la creciente progresión que está caracterizando su carrera en la NBA.
Porque si algo ha hecho el internacional español durante sus cinco años en Estados Unidos es mejorar partido a partido, semana a semana, mes a mes. De ser considerado un jugador eminentemente defensivo (líder en tapones de la liga e integrante del Mejor Quinteto Defensivo tres años seguidos), ha ido evolucionando hasta convertirse en una peligrosa amenaza en ambos lados de la pista.
Los números de la última temporada acreditan este constante progreso: 15.1 puntos (6 más que en la temporada 2011/12), 8.8 rebotes (1.3 más que hace dos cursos),más de doce tiros a canasta por encuentro y un 38,3% desde la línea de tres puntos, un nuevo recurso en su repertorio ofensivo.
Ahora,con la baja temporal de Kevin Durant, Serge Ibaka deberá dar un paso más adelante para que su equipo no pierda opciones en lo que se prevé que vuelva a ser una apretadísima Conferencia Oeste. Y es que un mal comienzo de temporada puede lastrar la campaña de una de las franquicias punteras, que quiere volver a alcanzar una Final, tal y como hiciera en 2012.
Para ello, una campaña más, todas las opciones de los Thunder pasan por las manos de Kevin Durant. En el mejor de los casos, una vez de vuelta a las canchas, el último MVP de la liga regular disputará más de 60 encuentros, donde podrá volver a firmar esos 32 puntos, 7.4 rebotes y 5.5 asistencias que le hicieron merecedor del galardón de Mejor Jugador.
Pero Durant también fue el jugador que más minutos disputó la pasada campaña, por lo que su ausencia supone un verdadero quebradero de cabeza para Scott Brooks. Está claro que en el juego exterior, Russell Westbrook deberá convertirse en el verdadero líder del equipo durante el primer mes y medio de competición,olvidando las lagunas en su juego que le convierte en un jugador muy brillante y espectacular, pero algo irregular.
El problema puede llegar a la hora de encontrar a sus dos acompañantes en el perímetro. Reggie Jackson pasará de sexto hombre (13.1 puntos en 28 minutos) a titular. Sefolosha, uno de los fijos en el quinteto inicial, ha hecho las maletas rumbo a Atlanta. Su sustituto es Anthony Morrow, que llega a Oklahoma tras unos años algo erráticos, pero que en sus primeras campañas superó los diez tantos de media. Y Jeremy Lamb, en su tercer año en la NBA, también tendrá mucho que decir.
Y en el juego interior, Oklahoma sigue lastrado por el gran contrato de Kendrick Perkins (9 millones al año). El pívot finaliza este curso su vinculación con los Thunder, por lo que no sería raro un posible traspaso a mitad de campaña.
Pero más allá de estos nombres, la suerte de Oklahoma esta temporada dependerá de la salud de su gran estrella. Si todo transcurre con normalidad, Durant volverá en diciembre. Y hasta esa fecha, Serge Ibaka deberá dar otro paso más adelante y seguir creciendo como jugador en la mejor liga del mundo.