La llegada de Rubén Perelló al banquillo supuso una revolución para un equipo nuevo en su totalidad y que fue acoplando sus piezas con el paso de las jornadas. Un total de 11 victorias en la segunda vuelta, 8 de ellas consecutivas, permitieron a los alicantinos afianzarse en una tercera plaza clave a la hora de afrontar un playoff en el que el Centro de Tecnificación se convertiría en un fortín.
PABLO ROMERO / ÁREA DE COMUNICACIÓN FEB
El duro revés que supuso el descenso de categoría el pasado curso tras haber alcanzado incluso la fase final de la Copa del Rey se olvido rápido en Alicante gracias a la ambición y al trabajo de la junta directiva encabezada por Luis Castillo.
El fichaje de Josep María Berrocal como técnico tras su ascenso con Menorca suponía la primera piedra de un nuevo proyecto en el que la experiencia y el conocimiento de la categoría serían los puntos de partida a la hora de fichar. De este modo, regresaba al club el norteamericano Taylor Coppenrath como abanderado de un proyecto plagado de expertos en ascensos y que se culminaría con el fichaje de un Guillermo Rejón protagonista de dos de los tres ascensos del club y que estampaba su firma tras incorporarse a los entrenamientos de manera temporal.
Un revés para una oportunidad única:
Tras cosechar dos derrotas en las tres primeras jornadas, el Lucentum Alicante viviría un duro revés con la marcha de Josep María Berrocal a Ucrania. El técnico catalán abandonaba un proyecto que la junta directiva dejaba temporalmente en manos de su ayudante, Rubén Perelló, pero el buen hacer del técnico balear en su debut en Burgos le otorgaría la confianza de una junta directiva que vería recompensada su decisión con 5 victorias consecutivas.
La llegada de Miguel Ángel Zapata -ex CB Granada- como nuevo ayudante supondría el inicio de una oportunidad única para un Rubén Perelló que no fallaría en la misión encomendada y que fue soldando las piezas hasta lograr un sólido bloque que sumaría 11 de las 14 victorias posibles en una segunda vuelta en la que llegaron a sumar 8 triunfos consecutivos afianzándose en una tercera plaza que les permitió liderar una simbólica clasificación de la que quedaban excluidos unos Ford Burgos y River Andorra que mantendrían su particular lucha por el ascenso directo.
Un playoff espoleado como local:
Con 3 ascensos a sus espaldas (2000, 2002 y 2009) el Lucentum Alicante sabía muy bien cómo desenvolverse en un playoff de ascenso. Y es que la experiencia perseguida por la junta directiva a la hora de elaborar la plantilla se convirtió en la mejor arma de una plantilla plagada de talentos y en la que un alto porcentaje de jugadores sabían ya lo que era ascender de categoría incluso en varias ocasiones.
La experiencia internacional de Darryl Middleton, el conocimiento de la casa del héroe del último ascenso Guillermo Rejón, la explosión a golpe de triples de Albert Sabat o el dominio de la Liga por parte de hombres como Pedro Rivero, Rafa Huertas o un Taylor Coppenrath con 4 MVPs durante la campaña terminarían siendo fundamentales para un Rubén Perelló que debutaba como primer entrenador en unos playoffs en los que hizo valer su experiencia de los últimos años junto a Andreu Casadevall.
Pero si ha habido un MVP claro durante la fase final del Lucentum ese ha sido el socio y aficionado del conjunto alicantino. La grada ha hecho bueno el factor cancha para un equipo cuyos 2-0 iniciales ante el Lobe Huesca (cuartos) y Palencia (semis) les permitirían afrontar con una mayor tranquilidad los compromisos a domicilio sellando su pase con dos encuentros menos que su rival en la final.
Ya en la gran cita final, los lucentinos tendrían que afrontar sus dos primeros choques a domicilio en la siempre peligrosa cancha del River Andorra. Una derrota sobre la bocina del primer encuentro espoleó a los de Rubén Perelló para terminar imponiéndose con autoridad en un segundo encuentro en el que recuperarían el factor cancha (69-91). De vuelta a casa, Lucentum devolvería el golpe al River a 1.4 segundos del final del tercer encuentro que suponía una victoria moral de cara a una eliminatoria que no podrían cerrar ante su público. Apenas 48 horas más tarde, el Centro de Tecnificación se vestiría de fiesta con más de 5.000 espectadores que no podrían celebrar el ascenso con sus jugadores.
El quinto y decisivo encuentro en tierras andorranas traería consigo una nueva victoria a domicilio con la que confirmar el cuarto ascenso de un equipo que podrá catalogarse, a partir de hoy, como histórico de la competición.