REPORTAJE
REPORTAJE: Homenaje al mito, 24 años sin Fernando Martín
12/3/2013 - 9:30 AM
El 3 de diciembre de 1989, a los veintisiete años, moría Fernando Martín, mucho más que un deportista, el pionero de una generación de amantes del Baloncesto que, 24 años después de su desaparición, no le olvidan.
Destacó en natación, judo y tenis de mesa aunque se había decantado por el balonmano hasta que un balón de basket se cruzó en su camino y en poco menos de un año, con sólo 16, ya era jugador profesional de baloncesto en el Estudiantes. Un pívot atípico poseedor de una gran calidad física y técnica, que también destacaba por su inteligencia y carácter. Un diamante en bruto que en 1981 ya era titular por lo que Antonio Díaz Miguel no dudó en incluirle en la Selección Nacional.
IMPACTO EN EL REAL MADRID
Fernando fichó finalmente por el Real Madrid y pese a su juventud se convirtió en un referente para sus compañeros (Corbalán, que compartía habitación con él, recuerda que alargó su retirada para disfrutar jugando a su lado) a los que entrenaba el histórico Lolo Sainz. Su fichaje ascendió a diez millones de la época, e incluyó en la operación la contratación de su hermano Antonio. En su debut como jugador (en un Mundialito de clubes) se presentó anotando 50 puntos. No le hizo falta mucho más para enamorar a la afición madridista. Su hermano Antonio reconoce que esa ambición caló en todos sus compañeros: “Tenía una capacidad de contagiar su espíritu competidor al resto”. Esa ambición le llevó a coleccionar títulos en su primera etapa con el Real Madrid (cuatro Ligas: 1981-82, 83-84, 84-85, y, 85-86; dos Copas del Rey: 1985 y 86; una Recopa de Europa: 1984; y un Mundial de clubes: 1982) y con España (Plata en el Europeo de Nantes 83 y en Los Ángeles 84) revolucionando un baloncesto español que se le quedó pequeño.
Por eso dejó a sus compañeros de Selección (Epi, Solozábal, Corbalán, Romay, Iturriaga, Jiménez, Arcega, De la Cruz, Llorente, Margall o Beirán) para buscar nuevos retos ante Jordan, Julius Erving, Pat Ewing o Magic Johnson. El sueño de Martín era jugar en la NBA y lo logró: “He venido aquí para aprender y cada rebote que cojo es un triunfo” renunciando a jugar con España (por una absurda incompatibilidad) y siendo el primer europeo que lo lograba sin haber pasado por ninguna universidad: “La NBA es dura, porque allí lo que cuenta no es el cariño. Si tú no estás, habrá otro. Yo estuve diez días con la nariz rota, casualmente, por un golpe que me dio uno de mi propio equipo, que entraba gracias a mi lesión”.
PIONERO EN LA NBA
Su año en Portland fue el inicio para todos los demás. Prueba de ello es el homenaje que le dedicó Rudy Fernández invitado por los Blazers, cuando en el concurso de mates celebrado en febrero de 2009 vistió su camiseta: “Yo era el primer europeo en un concurso de mates y él había sido el primero en todo. Estoy contento de haberlo homenajeado. Fernando Martín, un pionero”. A su regreso nada fue lo mismo aunque siguió demostrando que su carácter ganador le bastaba para ser el líder del Baloncesto. Un tipo diferente capaz de levantarse de la cama para ganar al eterno rival o de poner el acento a su apellido en la camiseta que lucía en Portland, como recuerda el periodista Manolo Lama: “Fue un deportista que renunció al dinero para cumplir su sueño. Estaba por encima de los retos. Se marchó a la NBA porque veía aquéllo como un sueño. Fernando se dio cuenta de que era su gran ilusión y finalmente lo cumplió". Cuando llegó a Pórtland dijo que se llamaba Martín, con “i” acentuada. Él quiso señalizar su procedencia y su personalidad con un acento. Esa camiseta dio la vuelta al mundo". Un mundo que no le olvida.